El Tribunal Constitucional, cuya presidenta es María Emilia Casas , fracasó ayer nuevamente --y van seis veces-- en su intento de aprobar una sentencia sobre el Estatuto de Cataluña. El órgano judicial, piedra angular del sistema democrático, está sumido en el descrédito, de cuya responsabilidad deberían responder, en primer lugar, los dos grandes partidos.