WPw asadas las euforias de la noche del domingo y lunes postelectorales, que llevaron al PP a incitar al Gobierno a presentar una cuestión de confianza y a los más excitados a pedir elecciones anticipadas, el presidente del PP, Mariano Rajoy, ha serenado los ánimos, se los ha serenado a sus próximos y ha optado por una estrategia de ir paso a paso, despacito y buena letra. No habrá, pues, moción de censura ni, por supuesto, cuestión de confianza ni elecciones anticipadas, alternativas, estas dos últimas, que dependen, además, exclusivamente de la decisión del presidente del Gobierno.

Rajoy se ha decidido por una estrategia de más largo alcance: pretende reconstruir los apoyos con que en otras épocas contó el PP y que en buena parte perdió por su actitud en una primera legislatura de oposición crispada frente a Zapatero. Ahora, sin embargo, la soledad se percibe más nítidamente en el lado del Gobierno, aunque el PP no ha logrado aún restablecer los puentes con otros grupos, y los resultados de sus propuestas durante el pasado debate sobre el Estado de la Nación así lo han puesto de manifiesto. A cambiar esa tendencia se va a dedicar ahora y los primeros candidatos para una alianza son los partidos nacionalistas catalán, vasco o canario. "Nos toca hacer realidad una alternativa. Vamos a trabajar para que haya en España un cambio de políticas, Vamos a escuchar a todos", dijo Rajoy en la primera reunión del Comité Ejecutivo del PP tras los comicios del domingo.

La opción que ha tomado es sensata, pero aun siéndolo no lo va a tener fácil. Coalición Canaria no es suficiente. Y con el PNV puede producirse un acercamiento, pero está en disputa la Diputación de Alava, tras el desalojo nacionalista del Gobierno vasco con el apoyo del PP. Y con CiU el pacto es imposible mientras los populares no retiren el recurso ante el Tribunal Constitucional contra el nuevo Estatuto catalán. Una vez publicada la sentencia, la aproximación sería más verosímil.

Mientras tanto, Duran Lleida, el portavoz de los nacionalista catalanes en el Congreso, prepara el terreno, Así puede interpretarse su advertencia a su líder, Artur Mas, de que no repita el error de acudir al notario para que certifique que no habrá pactos con el PP, como hizo en el 2006. Es verdad, sin embargo, que el propio Mas ya se ha arrepentido de una iniciativa semejante. Entonces había que purgar el apoyo otorgado al PP más duro, el de Aznar, y ahora toca dejarse querer sin excluir a ninguna de las dos fuerzas mayoritarias en el Congreso, el PSOE y el PP. ¿Será suficiente no ir al notario para pactar con el PP? No parece. Rajoy tendrá que variar su política para aliarse con los nacionalistas. Pero, una vez acallados los críticos internos tras su victoria en las europeas, la ruta para el encuentro está más despejada.