Los actores han hecho piña con la presidenta de la Academia del Cine, Marisa Paredes, tras la polvareda de los Goya. La junta directiva de la Academia ha acuñado una frase excelsa: "La esencia de nuestro trabajo es la libertad misma".

María Luisa Paredes Bartolomé (Madrid, 3-4-1946) ya sabía a lo que se exponía cuando fue elegida presidenta el 17 de diciembre del 2000 en sustitución de Aitana Sánchez-Gijón. De los 118 votantes, 110 dieron el a Paredes, quien prometió que iba a "mojarse". Y vaya si se ha mojado, a juzgar por el diluvio que han generado las opiniones vertidas en la goyesca fiesta del sábado contra la guerra y contra el chapapote. Y pensar que cuando, recién elegida, Paredes visitó la Moncloa Aznar ordenó que se agilizasen los trámites para que la Academia tuviese, al fin, una sede... Seguro que ahora cavilará para sus adentros: así me lo agradecen éstos de la farándula.

Marisa Paredes --"la hija de la portera", como le gusta evocar-- había empezado de actriz teatral por sus dotes y porque vivía al lado del Teatro Español. Le costó mucho triunfar en el cine: "Si no hubiese sido por Tacones lejanos, de Pedro Almodóvar, no sé si ahora estaría trabajando". Se refería al éxito que obtuvo en 1991, decisivo porque entonces su talento no era correspondido como debía. Se merecía, sin duda, un director como ¡¡Peeeeeedro!!