Dramaturgo

Las marquesas de Serafín salían en La Codorniz con escotes orlados de perlas, copas de dry martini en las manos y un pobre junto a ellas para justificar sus rostros asqueados. Era genial Serafín porque hasta las capas de maquillaje sabía dibujar con su lápiz de maestro de esgrima anticensura.

Las marquesas neofranquistas de ahora salen en el Boletín Municipal de Madrid con los escotes orlados por pobres y un contrato de arrendamiento del local para los servicios sociales en el barrio de Salamanca que les va a costar a los madrileños casi un millón de pesetas (neofranquistas) al día. Ana Botella prefiere para hacer caridad un barrio como el de Salamanca, lugar idóneo para que sus marquesas neofranquistas puedan acudir a dejar sus limosnas y no tengan que contemplar el lamentable espectáculo de la pobreza. Lo del Pozo del Tío Raimundo quedaba bien para Serafín y algún que otro cura progre como el padre Eugenio de Cuéntame .

Para que no tuviéramos que contemplar el llanto de las marquesas neofranquistas, U.R.D.A.C.I. eliminó Cuéntame de la programación de su TVE el jueves del 20-N, ya que era muy fuerte volver de la misa en memoria de su excelencia y toparse con Carlitos e Imanol Arias cantando Se va el caimán en las pantallas de esta Primera Condena de Televisión. En su lugar pusieron Arroz y tartana en homenaje a Rita Barberá por haber conseguido un evento tan popular como la Copa de América para Valencia, y a María Jiménez para que viera cómo media España se cachondeaba del peinado de Pepe Sancho.

Es lo que tiene la caridad, que a todos abarca y respeta los sentimientos más íntimos, sobre todo si son nobles como esas marquesas neofranquistas.