Con Julio Márquez de Prado, pacense de 55 años, la presidencia del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura cambiará el que ha sido su rostro desde hace casi una década. Nació el 25 de junio de 1948, y 26 años después, el 28 de junio del 74, ingresó en la carrera judicial, una profesión que le llevaría, no por voluntad propia, sino por "obligación", fuera de su tierra, Extremadura, a la que asegura ha intentado volver en numerosas ocasiones.

Su deseo se ha visto cumplido. El Consejo General del Poder Judicial lo ha hecho posible al designarle presidente del alto tribunal extremeño. Su vuelta la afronta ahora con mucha ilusión y el deseo de cubrir las expectativas que de él se esperan y que confía den a la justicia extremeña grandes logros.

Su dilatada carrera judicial --ha ejercido en juzgados y otros destinos judiciales de Zafra, Fregenal de la Sierra, Jerez de los Caballeros, Almendralejo, Bilbao, Córdoba y Sevilla-- le permite afrontar su nuevo reto con experiencia y mente abierta. Defiende a ultranza la conveniencia de mantener estrechas y buenas relaciones con todas las instituciones de la región, empezando por la Junta de Extremadura; y se muestra abierto al diálogo y la colaboración mutua entre todos los que componen la familia de la judicatura extremeña. Tomará posesión de su nuevo cargo en breve, "con muchísimas ganas de trabajar para todos", dice.