Escritor

No tengo el gusto de conocerlo, pero he seguido sus pasos desde el comienzo de la transición. Martínez Zato es fiscal del Tribunal Supremo y su trayectoria me parece hasta de Premio Nobel de la Paz por cómo se ha batido el cobre desde que yo leí su nombre por primera vez en un diario defendiendo la decencia en un país de tantos indecentes. Su escrito último sobre el fiscal de Madrid, Mariano Fernández Bermejo, con el que el impresentable fiscal general hace malabarismos al igual que con Jiménez Villarejo, hasta darles un puntapié pese a estar que las orejas le llegan a los calcañares y los huevos le deben de recolgar como melones de cuelga, pues digo que en un escrito aparecido en El País el 12 de julio recordaba Martínez Zato la vida de Fernández Bermejo, que siendo fiscal en Badajoz o en Cáceres (dice "tierra de conquistadores" que sólo hay una) no se le ocurrió otra cosa que en un juicio oral invocar la Constitución, cuando se oyó la campanilla del presidente que le decía: "Oiga, Bermejo, aquí las intenciones cada cual por su cuenta". ¿Qué presidente era? No vamos a dar nombres porque yacen bajo tierra y dejamos que cada cual deje volar la imaginación tanto en Cáceres como en Badajoz. Lo que pasa era que en Badajoz ese presidente llegó a tirarle la campanilla a la cabeza de un reo, cosa que no extraña teniendo en cuenta que estuvo flojo ese día porque por las mañanas hacía práctica de tiro. Exculpo a don Ramiro, aunque se despidió mal metiéndole a Matías Ramos diez años, y por ahí andan tan serenos los de la Gescartera política, el mayor escándalo de la transición, sólo comparable al de los Rato con el Banco de Siero y la dulce historia del préstamo a la familia de don Nicolás Franco, que es un bombón. Pero aquí ahora no ha pasado nada, salvo lo que cuenta Martínez Zato de Bermejo y Jiménez Villarejo, que han pasado a mejor vida, que es donde están algunos fiscales: en el mundo hiperbóreo.

Termina Martínez Zato con un verso de Luis Cernuda, que en Extremadura tiene hoy amplia repercusión. Dice:

Lo cretino, en ti, no excluye lo ruinLo ruin, es tu sino, no excluye lo cretino.Así que eres, en fin, tan cretino como ruin.¿A que el poemita es de largo espectro...? El fiscal general está clavado.

Aznar