Tal como presagiaban los últimos movimientos internos en CiU, Artur Mas ha llegado a la conclusión de que debe desdecirse de su propósito de no repetir como candidato a la presidencia de la Generalitat, explicitado dos días antes de las elecciones del pasado 25 de noviembre. Es una decisión cabal para los intereses de la federación nacionalista y para los del propio president, pero se produce porque la secuencia de acontecimientos del último medio año no es la prevista por CiU. Mas contaba con que la consulta popular sobre el derecho a decidir, eje de su mandato, sería un hecho en la primera mitad de la legislatura, y que eso y un hipotético triunfo del soberanismo le permitiría retirarse en la cima de su carrera política. Pero las cosas están siendo más complejas, lo que ha dado pie a divergencias en CiU sobre el ritmo de esa estrategia y sobre el objetivo mismo del referendo. Mas ha constatado que el camino hacia Itaca es más proceloso de lo que preveía.