WNwo puede alegarse sorpresa por las decisiones económicas que ha tomado el presidente de Bolivia, Evo Morales , porque la opción de nacionalizar constaba en su programa electoral. En esa línea, ayer se anunció la reversión de 4,5 millones de hectáreas para que las puedan explotar las comunidades indígenas. Incluso la posible revisión de los contratos de gestión de los aeropuertos a nombre de AENA y Abertis entraba dentro de lo previsible, aunque no se trate propiamente de una nacionalización.

En cambio, resulta menos comprensible la reclamación al BBVA y a la aseguradora Zurich de las acciones petroleras que administran como contrapartida de los fondos de pensiones para mayores de 65 años. En primer lugar, por las formas expeditivas del Gobierno boliviano, y en segundo, porque las entidades financieras y sus clientes pueden llegar a la conclusión, con razón o sin ella, de que sus inversiones carecen de las garantías jurídicas mínimas.

Morales debe ser escrupuloso con los procedimientos para evitar la sensación de inseguridad. Si lo hace, influirá positivamente en países como Ecuador, que parece seguir su senda, y facilitará el diálogo con el Gobierno español.