En el último decreto curricular la Consejería de Educación osó recortar muy tímidamente los seculares privilegios de los que goza la religión católica para inculcar su doctrina en las aulas. Ante este hecho, la Iglesia y algunos colectivos de padres han reaccionado con virulencia, y el asunto ha llegado a los tribunales. Analicemos el asunto.

Para quien no conozca los privilegios de la materia de Religión en el sistema educativo, son estos: la Religión es la única optativa que se oferta obligatoriamente en todos los cursos, desde la educación infantil hasta el bachillerato, o sea, durante quince años (el resto de optativas, si se ofertan -no siempre es obligatorio hacerlo- lo hacen de uno a tres años a lo sumo); la Religión es la única optativa que se imparte sean cuantos sean los alumnos que la demanden (las otras dependen de que las soliciten un número determinado de alumnos); la Religión es la única optativa que se oferta como parte de un par, junto a una sola alternativa, del que el alumno tiene que escoger una (de manera que si esa única alternativa no convence a los padres o alumnos estos tienen que dar a la fuerza Religión); la Religión es la única optativa que ha exigido a (y logrado de) los sucesivos gobiernos que su alternativa o bien no tuviese ningún contenido curricular (para no «discriminar» a los que escogen Religión), o que tuviese muchos y se evaluara con todo el rigor (para «asustar» a los que no escogen Religión); la Religión es la única optativa que, en la práctica, no es optativa, sino obligatoria en muchos colegios concertados y en la educación infantil (de 3 a 6 años), en la que la «alternativa» es enviar al niño junto con el tutor; la Religión es la única optativa cuyos profesores no son escogidos ni sometidos a ningún control de idoneidad por la Administración (que es quien les paga), ni pasan por exámenes ni oposiciones, sino que son elegidos más o menos a dedo por la autoridad diocesana...

Vamos ahora a los «terribles recortes» que el gobierno extremeño ha infringido a la materia de Religión. Es importante aclarar esto, porque los colectivos afectados pecan a veces contra el octavo mandamiento. La pérdida de horas de Religión en el decreto en vigor no es del 50 % en secundaria obligatoria, como se dice a menudo (¡incluso en la -indescriptible- sentencia del TSJEx!), sino del 20 % (se les quita una hora de cinco). Y en relación a todo el sistema educativo, de infantil a bachillerato, la «tremenda» pérdida de horas es de un 10% (se les quitan dos de diecinueve horas semanales). A eso se reduce el conflicto: a dos horas restadas a todas las que se les asignan a Religión durante los quince años en que adoctrinan a niños y adolescentes. El resto de sus privilegios se conserva intacto.

Ahora vamos a explicar en qué ha invertido la Consejería esas dos horas semanales restadas a las diecinueve de Religión. Una la ha dedicado a una materia llamada Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, y la otra a otra llamada Ética y Ciudadanía. Estas dos materias son las únicas (junto a la alternativa a Religión en secundaria obligatoria) en las que se explican los valores morales (recogidos en la Constitución y en la Declaración de los DD.HH.) sobre los que se funda nuestro sistema político y nuestra convivencia como ciudadanos. Dado que estas dos materias son impartidas por profesores de filosofía, en ellas abunda, además, el debate racional y la reflexión crítica en torno a todos los sistemas de valores que cohabitan en nuestro entorno, para que (respetando ciertos mínimos) el alumno pueda escoger por sí mismo aquellos que más les convenzan.

Así pues, para los valores que nos unen como ciudadanos, y la reflexión ética que nos hace personas autónomas, se dispone en el sistema educativo con poco más de un par de horas. Pero para los valores de una religión determinada (que no comparten todos los ciudadanos), y con los que se adoctrina de modo dogmático (es decir «religioso») a los alumnos desde los tres años, se disponen diecisiete horas que ahora, y según la -inenarrable- sentencia del TSJEx, se convertirán en veinte. Ya verán ustedes si esto es razonable.