No veo los toros desde la barrera, sino desde el centro del ruedo; estoy a merced del toro, que arremete contra lo que se le pone por delante. Así estamos los ciudadanos españoles, vapuleados por todas partes ante la complicidad de los sindicatos. Los cuatro millones y pico de parados dan cuenta del tremendo fracaso social que el Gobierno no ha sabido frenar con las medidas que la opinión pública, desde hace ya mucho tiempo, reclama a los cuatro vientos, y de las que Zapatero hace caso omiso. Para que no se hable tanto de la crisis y del desempleo, nuestros dirigentes lanzan goblos sonda para distraer la atención de la gente. Tal es el caso de los años que se computarán para las jubilaciones, los residuos nucleares, los empadronamientos de inmigrantes. Mientras se habla de eso, inconscientemente, se difumina el problema del paro y los gobernantes ganan tiempo para preparar la estrategia electoral ante los próximos comicios, con la intención de evitar perder en las urnas. Así consiguen tenernos adormecidos. Vamos de mal en peor. España está acuciada por la UE por el desfase del PIB, y la parálisis económica nos hace pensar en la bancarrota, como ya ha sucedido en Grecia. Lo primero que hay que hacer es dar trabajo a los jóvenes. Después, rebajar el gasto público, para lo que se debe evitar el exceso de administraciones, recortar el sueldo de los ministros y el presupuesto de la Casa Real y suprimir las subvenciones que se dan a los sindicatos. No hay un pacto social, y esto es muy grave.

Luis Vinuesa **

Correo electrónico