Por el estado de mis abuelos frecuento con asiduidad el Hospital Virgen de la Montaña de Cáceres, de hecho en estos momentos uno de ellos está hospitalizado.

Hace unos días me enteré por su periódico de la reducción de la vigilancia en este hospital, lo cual me pareció un error desde el primer momento, pero cuando leí las explicaciones del Director de Atención Sanitaria Sr. Escudero, me llevé las manos a la cabeza. Según él, el motivo de esta reducción no es económico, pero qué otro motivo puede haber cuando para resolver un problema que existe desde hace más de un año y medio con los indigentes, se contrata un aumento de la vigilancia y se resuelve en gran parte el problema, se decide dar un paso atrás y volver a prescindir de ese vigilante.

Dicen que van a ver qué pasa y que si se vuelven a producir problemas volverán a aumentar la vigilancia (actualmente hay un solo vigilante por turno), es decir, se espera a que se vuelva a producir el problema para solucionarlo.

De esto hace escasamente una semana, y ya se han vuelto a producir incidencias como encontrar a estos indigentes drogándose en los aseos del centro e intentando robar, a parte de la incomodidad que supone para los usuarios del hospital el tener a este grupo de individuos pidiendo tabaco y dinero de forma casi continua, recibiendo amenazas si no se les da.

No sé si para este señor estos hechos serán suficientes, o si le parecerá normal que en un centro hospitalario sucedan estas cosas. Lo que espero es que el personal sanitario a su cargo no decida usar sus mismos criterios y empiece a preferir que la gente empeore de sus enfermedades para después tratarlos.

Aitor González Gómez**

Cáceres