TEtl general croata Ante Gotovina --antiguo cabo primero de la Legión Extranjera--,será juzgado por crímenes de guerra en el Tribunal de la Haya. Sobre su hoja de servicios al Gobierno de Zagreb pesan las matanzas llevadas a cabo hace diez años en Krajina, una región que antes de la guerra de los Balcanes era de mayoría serbia y que al terminar la contienda entre Zagreb y Belgrado acabó en la órbita croata.

Ya nos hemos olvidado, pero sin la decisión (irresponsable) del canciller Khol y su ministro de Asuntos Exteriores Hans-Dietrich Genscher , reconociendo diplomáticamente a Croacia como Estado, probablemente Yugoslavia seguiría existiendo y Europa no habría conocido una guerra étnica con crímenes como los perpetrados en la Krajina por individuos como Gotovina o su mentor, el ya fallecido Franjo Tudjman

Serbios y croatas, tras machacarse entre sí, sindicaron sus fuerzas para martirizar a los bosnios. El sitio y las atrocidades cometidas en Sarajevo por los secuaces del psiquiatra Radovan Karadji y el general serbio Ratko Mladic --prófugos todavía de la justicia--, estremecieron al mundo. Sobre todo a las buenas gentes que ven las cosas a través de la lente corta de los telediarios, porque a quienes deciden la historia --lo políticos--, a esos les deja indiferentes.

Conviene recordar a este respecto que en Bosnia las tropas de la ONU asistieron sin disparar un tiro a las atrocidades perpetradas por los irregulares serbios --los chednits --. Más aún, el presidente Chirac consintió que el general Morillón , jefe de tropas francesas en la zona se cruzara de brazos ante las matanzas realizadas por los secuaces de Arkan , un pandillero fascista protegido del general Mladic.

Sin la ayuda alemana --que vendió carros de combate, armas de infantería y uniformes al Gobierno de Zagreb--, Croacia no se habría separado de Yugoslavia y quizá Serbia no habría iniciado la locura represora que hace tan sólo diez años nos permitió ver que Europa no había sacado ninguna lección de los horrores perpetrados una generación antes por los nazis. Gotovina es un criminal que debe pagar, pero en Croacia es un héroe. Como lo son Karadji y Mladic para los nacionalistas serbios.

Hoy sabemos lo que se oculta detrás de las máscaras del héroe: la locura del nacionalismo étnico identitario, una patología política que desemboca en experimentos de ingeniería social que no dudan en recurrir al crimen para lograr sus objetivos. No lo olvidemos: cuando alguien empieza a exagerar su identidad y a querer subrayar sus diferencias hay que ponerse en guardia y recordarle que en Europa, el camino del crimen social, tarde o temprano lleva a La Haya.

*Periodista