El Partido Popular se quedó solo el jueves en el Congreso de los Diputados en su rechazo a estudiar las iniciativas para permitir el matrimonio de parejas homosexuales presentadas por cinco partidos de la oposición. Para cerrar el debate se escudó tras la Constitución. Si el texto constitucional estableciese taxativamente que sólo pueden contraer matrimonio un hombre y una mujer, como argumenta el PP, sería un buen motivo para modificarlo en este extremo. Pero el redactado es tan ambiguo (el artículo 32 reza que "el hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica") que ni siquiera existe este obstáculo. Sí establece la Constitución, en cambio, la igualdad de todos los españoles ante la ley. Y prohíbe cualquier discriminación por razón de sexo. Un principio que ha permitido erradicar las situaciones de exclusión más flagrantes contra las personas homosexuales y el reconocimiento progresivo de sus derechos. Sólo es cuestión de tiempo, y poco, que las leyes asuman la realidad social, aceptando que el contrato de convivencia entre dos personas que es el matrimonio les otorgue los mismos derechos y obligaciones con independencia de su opción sexual.