Cuando alguien está acostumbrado a desayuno con diamantes en la proximidad de unas elecciones tiene la imperiosa necesidad vital de conocer un mercado de abastos. Por contra, otras personas, ante el sufragio universal, sienten ese irrefrenable impulso de acordarse del empleo con impostada bonhomía hacia los parados y paradas. Esto último es lo que le ocurre a tantos portavoces, jóvenes y veteranos, del Partido Popular de Extremadura que como alma que lleva el diablo no paran de escribir artículos y pronunciarse en conferencias de prensa. Cual predicador radiofónico de la mañana un día nos predicen una crisis, otrora nos ilustran con la desaparición de los jóvenes de Extremadura, antaño con el derrumbe de la educación, ahora con insospechadas propuestas sobre el derecho a la vida. No cabe duda de que tanto activismo está relacionado con la expectativa de destino que se abre cuando pase el segundo domingo del mes de marzo.

Entre las numerosas disquisiciones vitales que han expuesto destaca la zozobra con la que un artículo publicado en este diario afirmaba que ya estamos en 2.261.925 parados según los datos de paro registrado conocidos hacía unos días. Tanto desatino no puede ser esa cifra de parados porque baste recordar, no épocas pretéritas lejanas, sino aquellas más cercanas del España va bien que en el verano de 2001 la cifra de parados era de 1.835.738 mientras que en enero de 2004 --ya próximo a dejar el gobierno el PP-- se había disparado a 2.232.560 personas sin empleo. Lo que entonces era un milagro económico ahora no puede ser considerado con los peores calificativos.

XES LEGITIMOx y saludable el contraste de pareceres, pero lo es más cuando el ardor en la defensa de posiciones propias no ofusca el trabajo intelectual previo que hay que ponderar antes de emitir sentencias políticas sobre tan sensible asunto como la economía o el empleo.

Conviene recordar que el indicador utilizado por todos los países europeos para las estadísticas oficiales es el equivalente a la EPA (Encuesta de Población Activa). Y para ser riguroso en el análisis las comparaciones con datos EPA deberían hacerse con medias anuales porque contrastar trimestres diferentes genera distorsiones que luego se presentan de manera interesada.

Si analizamos los datos del pasado año en Extremadura, en medias anuales, observaremos que la población activa ha crecido en catorce mil personas, la población ocupada en la misma cifra y la población parada tan sólo en setecientas personas. Decir esto es decir la verdad de forma rigurosa sin que haya que ocultar que los datos del último trimestre no fueron buenos, produciéndose un aumento del desempleo a la vez que la economía extremeña seguía creando empleo.

Algo parecido ocurre al examinar el empleo en España en el periodo 2003-2007. Según la EPA, la economía española ha creado tres millones de empleos nuevos, la mitad de ellos de empleo estable, y lo que es más importante un millón y medio de empleos han sido ocupados por mujeres. Esto es compatible con reconocer que en el último trimestre la economía ha ralentizado el ritmo de crecimiento tan ligeramente que aún crea empleo en cifras considerables pero algo inferiores a las de hace un año.

¿Dónde está el advenimiento de la crisis? La cercanía de las elecciones generales no puede ser motivo para mezclar la crisis financiera de otros países y la crisis de las hipotecas basura en USA con tal de que España entre en crisis. Quienes tan irresponsablemente se comportan seguro que nunca tuvieron la desgracia de conocer el desempleo, o no ocupaban responsabilidades durante la última crisis económica que vivió nuestro país --del 92 al 94-- en la que fue preciso tan grandes sacrificios como imprescindibles por parte de los trabajadores. Sin embargo aventuran las recetas del pasado anunciando que la economía española necesita una cura de caballo, un decreto de medidas urgentes es el eufemismo con el que se refieren a un recorte drástico de derechos, tal vez anhelando episodios como el decretazo del Gobierno del señor Aznar en 2002 que provocó la mayor movilización social de la historia reciente. ¡A temblar con los decretos de caballo!

Lo peor de las medias verdades es que se convierten en mentiras hirientes para quienes las sufren, las personas paradas, que son las que siempre han soportado los mayores sacrificios.

*Diputado socialista. Miembro de la Comisión de Economía, Comercio e Innovación de la Asamblea