Tanto las cifras que recogen los accidentes mortales como las de víctimas que fallecieron en la carretera muestran que el año 2019 se salda con un balance relativamente positivo, en comparación con otros periodos. Un 11,4% menos que en 2018, y un 30,5% menos en relación al 2010. La noticia negativa está en el aumento de motoristas que murieron (un 7% más que en 2018) y también en el de ciclistas (que pasaron de 2 a 9). Aunque el porcentaje global ha descendido, parece aún lejos del horizonte fijado por la Unión Europea: rebajar a la mitad, en el 2020, los siniestros y las víctimas mortales en relación a los de hace diez años.

A nivel nacional se registraron 1.098 fallecidos, de los que 36 lo fueron en las carreteras extremeñas, dos muertos más que en el 2018.

Los responsables de Tráfico reconocen, no obstante, un «estancamiento en el descenso de víctimas», que atribuye a las causas habituales, centradas todas en el factor humano: el exceso de velocidad, el consumo de alcohol y drogas y las distracciones, cada vez más comunes, provocadas por el uso del móvil.

Justamente en este último punto ha incidido la última campaña de prevención llevada a cabo por la DGT --Cuando conduzcas, aparca el móvil--, porque en uno de cada cuatro accidentes ha intervenido la utilización imprudente del teléfono. Más allá de la legislación, que se ha ido endureciendo, y de los progresivos cambios tecnológicos, que aumentan la seguridad de los vehículos, los intentos de sensibilización de las instituciones han conseguido que la ciudadanía sea mucho más consciente de los peligros de la carretera, ya sea a través de duras imágenes o de mensajes con sentido.

Todos sabemos que el utópico objetivo de víctimas cero, como promovía uno de los anuncios, es un imposible a corto plazo, pero el descenso continuado de accidentes mortales en los últimos años es un acicate para incidir todavía más en la responsabilidad que hemos de tener al volante. Una auténtica obligación que nos atañe a todos.

La coerción, las multas y la vigilancia son instrumentos útiles e imprescindibles, pero es necesario también aumentar la prevención para que vayan cambiando hábitos y actitudes, especialmente en aquellos casos en los que las estadísticas siguen siendo dramáticamente negativas.