WLwos accidentes laborales en la comunidad extremeña se redujeron un 10% durante el año pasado, algo que resulta insólito desde que el Ministerio de Trabajo empezara a contabilizar estadísticamente los siniestros en España en 1994. El dato hace abrigar esperanzas de que este problema, que hasta hace poco se consideraba difícil de atajar, tiende a resolverse gracias a la puesta en marcha de una rigurosa normativa que hoy se considera más necesaria que nunca.

El esfuerzo de los legisladores ha tenido en este caso el mejor premio, que no es otro que, no sólo reducir la siniestralidad en el marco laboral, si no conseguir bajar el número de accidentes. Pero en justicia, en este avance cobra también especial importancia el esfuerzo realizado por el empresariado, que ha tenido que hacer frente a los costes económicos que suponía la aplicación de la ley; así como los sindicatos, por el celo mostrado para hacer cumplir esa legalidad. Extremadura es la segunda comunidad donde más se ha reducido estos siniestros, pero de los datos se desprende la necesidad de no bajar la guardia y mantener la firmeza y el compromiso de todas las partes para que los accidentes de trabajo dejen de ocupar las páginas negras de la actualidad extremeña.