WJw osé Luis Rodríguez Zapatero asumió ayer el reto de promover en solitario la ampliación de la edad de jubilación obligatoria de los 65 a los 67 años "con todas sus consecuencias". Era su respuesta desde Bruselas a la decisión del Pacto de Toledo de dejar en manos del Gobierno el aspecto más duro e impopular de la reforma del sistema público de pensiones, pero probablemente ineludible.

El presidente recordó que las economías más fuertes de Europa, como Alemania, Francia y Reino Unido, ya lo han hecho. Aunque dijo que se aplicarán factores de flexibilidad, como el historial de cotización y el tipo de trabajo, el mensaje fue claro: el Gobierno mantendrá sus planes para asegurar el futuro del sistema.

Un 7% de los trabajadores ya se jubilan después de los 65, mientras que hace dos años era solo el 1,8%. Y si la jubilación obligatoria se aplica con fórmulas flexibles, se conseguirá el verdadero objetivo de retrasar la edad real del retiro. Si a eso se añadiera una lucha efectiva contra el fraude y se pusiera coto a las prejubilaciones, el Gobierno --este o cualquier otro-- daría un paso de gigante hacia la sostenibilidad del sistema.

Rodríguez Zapatero hizo lo mismo con la deuda de las autonomías, que ha aumentado de media un 27% (en el caso extremeño ha sido de casi el 46%), un crecimiento justificado, dijo, por las circunstancias. Pero anunció que todas ellas reducirán este año su déficit al 2,4% del PIB, y que si no lo hacen el Gobierno las obligará.

Estos dos avisos de firmeza fueron lanzados al término de la cumbre de la Unión Europea, que no aceptó mecanismos de auxilio rápido para las deudas públicas en apuros, como serían los eurobonos que deseaba el Ejecutivo español. El rechazo tiene su lógica porque sería incoherente que países con política fiscal distinta y libre compartieran el riesgo de las emisiones comunes.

En paralelo, los Veintisiete han enviado señales a los mercados de apoyo al euro y a los países con dificultades. Europa se compromete a crear un instrumento permanente de rescate de países en aprietos a partir del año 2013. Hasta entonces, seguirá funcionando el mecanismo habilitado en la primavera de este año con 440.000 millones del que se beneficia Irlanda. Además, el Banco Central Europeo duplicará su capital para seguir comprando bonos que estén bajo la presión de los especuladores. Son medidas que a medio plazo tienen que dar frutos.