Hace tiempo que Wall Street ni se inmuta antes o después del mensaje navideño de su majestad Don Juan Carlos pero aquí, en nuestra tradicional España, todos esperamos con más o menos ilusión las palabras reales. Unos para empezar a cenar, otros porque después empieza el especial nochebuena y algunos para escuchar lo que dice por si dijera algo. Sea como fuere, año tras año, en una Navidad como Dios Manda no pueden faltar ni los polvorones ni el mensaje.

Este año, el mensaje real ha sido completo, destacando crisis, paro, víctimas del terrorismo, corrupción, independentismo- también la solidaridad y el esfuerzo. Mientras escuchaba los males que sufrimos los españoles y más tranquilo por saberme solidarizado, me preguntaba cómo llegaría el mensaje a esos súbditos que no pueden pagar la luz o que han tenido que vender sus televisiones, quizás el Rey debiera haber tenido unas palabras para aquellos que irresponsablemente y a favor de sus multimillonarias ganancias llevan la oscuridad a su pueblo. También emocionante su apoyo a las víctimas del terrorismo, aunque también eché de menos las referencias a aquellos 'extranjeros', aunque grandes hijos de Europa, que obligaron a derogar la doctrina Parrot y llenó nuestras calles de terroristas, asesinos y violadores.

Sobre la corrupción, nadie mejor para solidarizarse, y sobre el independentismo, hombre ahí sí voy a ser un poquito crítico aludiendo a la definición que estudian los niños de sexto curso de primaria, "El Rey de España es el jefe de Estado de España, símbolo de su unidad y permanencia, a quien corresponde arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones y representar al Reino de España, además de ejercer las funciones que le atribuyan expresamente la Constitución y las leyes". Y no solo eso, entre sus atribuciones hay una "real" que pocos tele-adictos navideños conocen: sancionar y promulgar leyes, permitiendo la Sanción Real, que el rey da en el plazo de quince días, y que tiene una función certificante que confiere a una Ley su perfeccionamiento, pese a haber sido ya aprobada por las Cortes Generales.

Feliz Navidad-pues igualmente hombre, igualmente.