La sinergia funcionó ayer de perlas en Casa Antonio Jiménez (RNE) al analizar las resistencias a disolver de inmediato, tal como ordena el Supremo, al grupo batasuna Sozialista Abertzaleak (SA) en el Parlamento vasco. Para Rafael Escuredo, "el Gobierno vasco sigue toreando las resoluciones judiciales, pero no les queda otro remedio que atenderla o exponerse a consecuencias jurídicas, ya que nadie está por encima de la ley". "Lo dilatarán hasta después del 25-M porque PNV y EA quieren arañar votos batasunas, aunque ETA no quiera; pero da igual", dijo Isabel Durán para soltar: Atutxa "pactó con ETA, pactó que no le cobraran el impuesto revolucionario. Puedo dar datos". Jiménez lo dejó correr.

Román Cendoya subió el tono: "El nacionalismo seudodemocrático juega a ser abogado defensor de los derechos de ETA para intentar arrancar votos", y aventuró que tras el 25-M, Ibarretxe relanzará su plan y adelantará las elecciones vascas a otoño, con "lo que quizá no dé tiempo a disolver a SA". Antonio Pérez Henares se sumó: "El nacionalismo está planteando a España una batalla frontal, que incluye la deslegitimación del sistema democrático". Y Ramón Pi remachó el clavo: "El PNV se inventó la historia de Euskadi; es pura superchería, pero mucha gente de buena fe la cree, y desde esta mentalidad deformada de los nacionalistas una sentencia del Supremo es como cantar un pasodoble. Quiero creer que la acatarán, porque si la democracia no se asienta en el imperio de la ley, apaga y vámonos. Pero temo lo que empieza a vislumbrarse: la locura de los dirigentes del PNV".