A veces el desaliento me invade, como esas depresiones de primavera o las gripes invernales. También, a veces, quiero olvidarme del tema electoral, pero es tan importante que ni debo ni puedo. Ya son muchos años instalado en el compromiso, en la escala de valores que en teoría mueven a una democracia en armonía, y los recuerdos, uno que siempre se ha declarado enemigo de la nostalgia, te asaltan en analogías con épocas pasadas, que algunos de ahora no vivieron y otros olvidaron a propósito.

¿A quién le digo que hemos retrocedido años luz en las libertades? ¿Con quién me comunico, dónde encontrar el bálsamo, la comprensión?

La mayoría manda y si la mayoría no advierte un bache, ¿deja por ello de existir el bache? Parece que sí. Mas no sé por qué me sorprendo, si esta historia es vieja, como la derechona rancia que nos domina.

La bonanza económica es el mayor argumento para hacer valer sus méritos, conocedora que esa mayoría adormecida con las telebasuras no se interroga por otros temas menores , como las mentiras de José María Aznar y Mariano Rajoy sobre la guerra de Irak, la falta de inversión en investigación, la ausencia de creación de nuevas industrias, los sucesivos pelotazos urbanísticos e inmobiliarios, la carestía de la vivienda, el retroceso en protección social, la incertidumbre de las hipotecas...

Las medias verdades suelen ser las mayores mentiras y algunos tópicos ya no se sustentan en verdades manoseadas, sino en repetición de falsedades que alcanzan la dudosa categoría del lugar común.

Y no hay quien derrote un lugar común. Verbigracia: Alemania ha crecido menos que España en estos dos últimos años. España supera a Alemania en creación de empleo, etcétera.

Luego resulta que la cifra de parados sigue siendo muy inferior, que allí no manipulan con tanto descaro dichas cifras, que la protección social en Alemania está todavía muchos puntos por encima de la española, que Alemania está pagando el precio de la unificación, que Alemania nos ha enviado miles de millones de euros para nuestro desarrollo durante años...

Y, encima, ahora resulta que casi toda Europa está en contra de la política española. ¡Buen futuro nos aguarda!

Más de una vez he manifestado que la proporción de los medios de comunicación al servicio del Gobierno del Partido Popular es de tal calibre que es inútil cualquier aseveración en contra. Uno considera que todos los lectores de EL PERIODICO EXTREMADURA, así como los del resto de periódicos españoles, están lo suficientemente formados y que tienen decidido su voto, hacia un lado u otro, o la abstención, y que por tanto no mantengo la oculta intención de influir en su inclinación política. Sería un pelín ridículo, por mi parte... La buena masa, por otro lado, siempre conformó este país.

La desazón me viene por todos los demás --la mayoría amorfa, silenciosa y silenciada-- que se traga los tópicos que oyen y ven, que aceptan las mayores aberraciones y mentiras sin afectarles en lo más mínimo, sin memoria, sin reflejos, hundiéndose en la rutina que ignora el secuestro de la libertad de expresión que alcanza, incluso, a numerosos profesionales del periodismo, que alguna vez preconizaron que tendrían que ser vehículo para la libre circulación de ideas. Por eso, aún a sabiendas de que no sirve, escribo estas líneas, en vez de comentar los Oscar de Hollywood, la campaña de George Bush, los casos de pederastas, la ofensiva retrógrada de la Iglesia española, las vomitivas comparaciones del ministro Angel Aceves (que lo detengan, por Dios) o los últimos resultados de la Liga de Fútbol. No sé por qué me resuena en los oídos lo de los idus de marzo .

*Periodista