El Ayuntamiento de Cáceres tiene ante sí una papeleta de difícil solución: el traslado del mercadillo desde su ubicación en Ronda de la Pizarra. En este asunto juegan intereses contrapuestos y, al mismo tiempo, legítimos: por un lado, los de los vecinos de la zona, que llevan años soportando las molestias que un gran mercadillo como el existente en Cáceres produce en el entorno; por otro lado, los de los consumidores, que aspiran a que las ventajas que les proporciona un mercadillo estén lo más accesibles posible, particularmente en una época como la actual, con una crisis económica que atenaza muchas economías domésticas.

Hay otro elemento imposible de obviar: las condiciones en que se celebra el mercadillo los miércoles son manifiestamente mejorables, condicionadas precisamente por las características de la zona. Se impone, por tanto, un cambio de ubicación. La opción elegida por el consistorio, el ferial, deja insatisfechos a los consumidores, por su lejanía, y a los vendedores, que temen que su negocio baje como consecuencia de la dificultad que tienen muchos de sus clientes para ir a comprar hasta el ferial. Sin embargo, el ferial tiene la gran ventaja de que no produce ´daños colaterales´ para ningún vecino y el ayuntamiento difícilmente justificaría llevar el mercadillo de una zona vecinal a otra vecinal, porque lo que haría sería trasladar el problema y crear un problema donde no lo hay. La solución no es sencilla. El lunes hay una reunión que puede ser decisiva. Es de desear que el acuerdo se alcance cuanto antes, porque el tiempo juega en contra. Si se dilata la solución se encona el conflicto.