La cumbre de la UE del jueves y el viernes no ha logrado grandes progresos. Se ha reafirmado el avance en el pacto del euro, que busca mejorar la competitividad de las economías y aproximar sus políticas fiscales y presupuestarias. Eso es positivo, pues la moneda única no es posible con países en divergencia. Pero se ha concretado poco el funcionamiento de los fondos de rescate para afrontar las crisis de las deudas soberanas.

Se asegura que el fondo actual podrá prestar la totalidad de sus 440.000 millones, aunque la concreción del cómo se deja para junio. Y se reafirma el nuevo fondo permanente para el 2013, con mayor dotación, pero siguen en el aire aspectos relevantes. Esta inconcreción es más grave porque coincide con la crisis de Portugal, que obligará a este país a acudir al fondo de rescate si no logra hacer frente a vencimientos inmediatos de 10.000 millones de euros.

Pese a todo, los mercados están bastante calmados. La razón es doble. Por una parte, después de Grecia e Irlanda, Portugal no preocupa mucho, ya que el coste del posible rescate (80.000 millones de euros) no agota los recursos del fondo actual. Será Portugal quien tenga que tragar una amarga medicina. La otra razón es que los mercados parecen haber asumido que los problemas griego, irlandés y portugués no contagiarán a países con problemas, si bien más potentes, como España e Italia. Así, mientras Portugal necesita ayer pagar un 8% para financiarse a 10 años, el coste de la deuda española era muy inferior, un 5,18%, similar al de Italia, pero lejos del de Francia (3,65%) y Alemania. Los mercados saben que Portugal, que tiene un doble problema de exceso de déficit y deuda pública, no es España, que solo lo tiene de déficit, o Italia, que solo lo tiene de deuda.

Además, España selló su compromiso con el Pacto del euro al presentar ante el Consejo Europeo un plan que conlleva reformas para controlar por ley el gasto del Estado, vinculándolo al PIB, y para hacer aflorar empleos sumergidos en el plazo de año y medio. Fue el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, el encargado de presentar ante sus colegas europeos ese plan, integrado por ocho medidas en materia de competitividad, empleo, sostenibilidad de las finanzas públicas y estabilidad financiera. Zapatero explicó que, con esas iniciativas, muchas de ellas ya en marcha o anunciadas, pretende reforzar la respuesta a la crisis económica y fortalecer las bases de la economía de cara al futuro.

Junto a estas reformas sustanciales --pensiones, mercado de trabajo y consolidación bancaria--, destaca que el déficit público se redujo a la mitad entre el 2009 y el 2010. Por eso Portugal nos afecta menos actualmente que Grecia hace un año. La crisis de la deuda soberana de un gran país del euro como España o Italia, que habría sido un grave golpe, es hoy en día mucho menos creíble. Pero los mercados son volátiles y cualquier marcha atrás en la política de rigor entraña un grave riesgo.