Mal salir tienen los que mal perder manifiestan. Esto es lo que está ocurriendo en Mérida con el Partido Popular. En Mérida el Partido Popular ha perdido las elecciones. Esto lo sabe todo el mundo menos el Partido Popular.

Estamos asistiendo a un espectáculo lamentable por parte de quien se aferra al poder, aún cuando el pueblo le ha despojado ya del mismo. Pasada la fase de inauguraciones de obras sin terminar, los últimos coletazos de este gobierno en funciones se dirigen a rematar a toda prisa colocaciones y cobro de dietas, como si el mundo para ellos se acabara en unos días. Y es verdad: se acabó el chollo-negocio.

Actitudes como éstas demuestran una vez más que Mérida ha sido la excusa para envolver muchos intereses personales. Que esta ciudad y sus habitantes han importado sólo en la medida en que eran útiles al tinglado y generaban beneficios presentes y futuros. Se resisten a irse porque piensan que los que entran van a ser como ellos, y les quita el sueño la mera posibilidad.

El comportamiento de un gobierno en funciones da la medida exacta del verdadero compromiso con los ciudadanos. Las actuaciones enumeradas más arriba respecto del gobierno popular municipal, y otras muchas previas a las elecciones que han hipotecado al gobierno entrante, constituyen una deslealtad democrática.

Un gobierno saliente debe conducir la Administración para que no se pare y posibilitar el inicio de las actividades inaplazables en la fecha del relevo, pero no convertir la actividad ordinaria en actuaciones de administración extraordinaria, reservadas a la acción del gobierno entrante. Claro está, esto será así cuando se es capaz de reconocer al ganador, no cuando se quiere seguir gobernando aunque sean otros quienes ocupen los asientos.

Esperemos que las trituradoras de papel y las chimeneas de algunos chalets no se atasquen estos días, ni que se desvíen documentos oficiales a despachos privados, ya que como dice el refrán: quien nada teme, nada oculta .