Ninguna sorpresa puede constituir que Leo Messi se alzase ayer en Zurich de nuevo con el Balón de Oro, la máxima distinción personal a la que puede aspirar un profesional del fútbol. Si a finales del verano pasado el entorno mediático madrileño --madridista, más exactamente-- inició una campaña para que el elegido fuese Cristiano Ronaldo, con la tesis de que su equipo había ganado la Liga, y el de Messi, la Copa del Rey, los meses transcurridos desde entonces han terminado por desmontar tan peregrina argumentación.

Porque si el hecho de que el Barça acabase segundo no empequeñecía el récord descomunal de Messi de haber anotado 50 goles en la Liga, en el tramo final del 2012 siguió marcando tantos como para derribar otro registro mítico y ser, con 91 goles, quien más ha marcado en un año natural. Una hazaña que solo el propio Messi parece capaz de superar. Esto es, junto a la regularidad en la excelencia que exhibió el delantero azulgrana el año pasado, lo que han valorado quienes votan para la concesión del Balón de Oro, que son los técnicos y los capitanes de las selecciones de todo el mundo y decenas de periodistas especializados. Como también cuentan el talento, el juego limpio y la personalidad, nadie podrá discutir que Messi es justo merecedor del cuarto Balón de Oro de su carrera, consecutivo, además. Y con solo 25 años, aún puede ganar más.

El galardón de la Pulga es individual, pero, como el mismo jugador ha reconocido, difícilmente lo habría logrado sin contar en el Barça con una generación irrepetible de futbolistas que mutiplican sus cualidades. Pocos se habrían sorprendido si Andrés Iniesta hubiera sido ayer el premiado, y mucho menos si él o Xavi Hernández lo hubieran sido en el 2010. El ciclo victorioso que vive el club azulgrana tiene su reflejo en los podios del Balón de Oro de los últimos diez años: de las 30 posiciones --ganador y dos finalistas--, 13 las han ocupado jugadores del Barça. A gran distancia sigue el Madrid, con cuatro. El trabajo estratégico de La Masia tiene relación directa con estos resultados, lo que acentúa la legítima satisfacción de la afición barcelonista por la época dorada que tiene la fortuna de vivir. El nuevo éxito de Messi, la recuperación de Tito Vilanova y la arrolladora trayectoria del equipo en la Liga son un inmejorable inicio azulgrana del 2013.