TLtas metáforas pueden servir para aclarar las ideas de quien no entiende un concepto, o bien para confundir a quien no sabe interpretarlas: Algo así debe de haber ocurrido con las alusiones de Juan Carlos Rodríguez Ibarra sobre el papel de los cuadros flamencos en las fiestas de los ricos.

Empiezan a ser muchas las ocasiones en las que el presidente extremeño no es bien interpretado entre sus propias filas políticas al tiempo que es aplaudido con fervor desde las posiciones más cerradas del nacionalismo español del Partido Popular. No sabemos si el malentendido es culpa de la escasa agudeza de José Montilla, Patxi López y Manuel Chaves o de una desafortunada puesta en escena del secretario general de los socialistas extremeños y presidente de la Junta.

Si todo fuera cuestión de formas estaríamos ante un simple desencuentro de fácil solución, pero todo hace indicar que la cuestión es de fondo y que en las filas socialistas existe una pluralidad que abarca desde posiciones confederales a neocentralistas sin olvidar a federalistas o asimétricos . Es lógico que un partido de tan amplia base, como es el caso del PSOE, tenga diferentes puntos de vista y ya es hora de que empecemos a ver esa pluralidad como virtud y la unanimidad búlgara como un defecto.

Cabe preguntarse, en todo caso, si el nuevo talante de José Luis Rodríguez Zapatero será capaz de encontrar un punto de encuentro entre posiciones tan distantes.

Hasta entonces, habrá que cuidarse mucho para que una mala metáfora no destruya argumentos que, aunque resulten muy discutibles, no están exentos de cierta lógica.

*Profesor y activistade los derechos humanos