Dice Vara que aquí en Extremadura existe un "microclima" de diálogo abierto y sin precios que no sean otra cosa que la firme voluntad de mejorar y ser útiles a la vida de la gente. Lo dice por el acuerdo alcanzado con el PP y Ciudadanos acerca de los Presupuestos, los cuales, por fin, el viernes salieron adelante porque "frente a la política del frentismo", argumenta, existe otra de asunción de responsabilidades que pasa por el diálogo cuando se carece de mayorías.

Con la que está cayendo a nivel nacional con un PSOE unido a Ciudadanos que quiere atraerse a Podemos para la investidura de Pedro Sánchez porque nada se quiere saber de Rajoy, aquí en Extremadura se pacta con el PP y Ciudadanos la abstención a los presupuestos y se deja fuera a Podemos. En efecto, aquí existe un microclima, de eso no hay duda, porque nadie debe olvidarse de que la investidura de Vara, hace solo 9 meses, se logró con el sí rotundo de Podemos y la abstención de PP y Ciudadanos. ¿Alguien lo entiende? El resultado de las primeras cuentas de la legislatura se diferencia del arranque del mismo en que Podemos ha pasado del sí al no con una pataleta de por medio donde acusa a los socialistas de un pacto con el PP que parece casi de sangre.

La política tiene caminos impredecibles y también extraños compañeros de viaje. Cada vez estoy más convencido de que los acuerdos, con independencia de los resultados, tienen más que ver con las personas que con las siglas. Porque, a priori, PP y PSOE son como el agua y el aceite, no se pueden mezclar. Sin embargo, cuando existe conveniencia y química entre los interlocutores la combinación es posible.

Vara requiere de unas cuentas propias que le permitan sacar adelante medidas de impacto para el futuro de Extremadura. Con un crecimiento del PIB por encima del 3% como tenemos, (el dato de variación más elevado que registra la economía extremeña desde 2007), es de esperar que la economía mejora y genere por sí misma puestos de trabajo en unos meses, pero sin el motor de la administración autonómica en una región como la nuestra, con una dependencia tan enorme de lo público, no contar con presupuestos es como el coche que carece de gasolina, las potencialidades están ahí, pero no anda ni para atrás.

Y Monago, por su parte, no puede pasarse la legislatura en el rincón de pensar, su duelo tiene que pasar y estar en el candelero, ser por un lado artífice de la política extremeña y por otra líder de la oposición, justo el papel que le han otorgado las urnas con sus 28 diputados frente a 30 del PSOE. Porque Podemos, con 6 escaños, puede ser bisagra pero pierde este papel en cuento el Gobierno se entiende con un grupo que tiene mayor representación.

Hace unos días una política de Cáceres, socialista en ejercicio, me decía creer que este hipotético 'acuerdo' de Vara con el PP no le va a pasar factura electoral por mucho que se empeñe Podemos en calificarlos de la misma cosa. La estrategia ha consistido en apostar más por el fin que por el medio y con unos presupuestos aprobados se logra más efecto entre la gente por la libertad de acción que logra un gobierno que la tara de haberle dado alas a la derecha. Y remarcaba su argumento con una frase lapidaria: Ya habrá tiempo de romper, que queda mucha legislatura.

Es cierto. Vara ha apostado por los presupuestos. A cualquier precio. En un ejercicio de responsabilidad, que también, Extremadura no puede estar parada por el antojo de nadie, pero su posición con el PP devolviéndolo a la escena política tiene recorrido primero porque descoloca a Podemos que pierde su posición preferente y segundo porque pasado un tiempo todo puede volver a su sino.