TEtl mundo tiene miedo. Un miedo alimentado con carroña periodística, pues las malas noticias venden mejor que las buenas. Occidente teme a Oriente, los cristianos a los árabes, los israelíes a los palestinos, los ricachotes americanos a los ricachotes chinos, los alemanes a los griegos, los nórdicos al Sur, Gran Bretaña al continente. Y viceversa. Y ahora para colmo resulta que Obama tiene miedo de España. Y luego vienen los terrores domésticos. Los españoles se temen entre sí. Cada cual desconfía del contrario. Quizá porque le cree capaz de hacer lo que él haría si pudiera. El PSOE tiene miedo al PP. Garmendia, Sebastián, Bono, Salgado y Gabilondo se escaquean y no repetirán en las próximas elecciones. Chaves se altera y les acusa soterradamente de abandonar el barco a la primera vía de agua. Yo no creo que sea deslealtad, sino solo agotamiento, desilusión, poca sintonía con el candidato Rubalcaba y miedo. A perder. Los catalanes tienen miedo del resto de España e intentan ahogar al castellano entre gritos de rebelión, victimismo e insolidaridad. Yo viví toda mi niñez en Barcelona y no es la primera vez que digo alto y claro que estudié catalán en el colegio con catorce años y en plena dictadura. El miedo catalán es mojigato, revanchista, envidioso y cursi. Ningún dirigente democrático ha querido jamás acabar con su bella lengua y ellos lo saben, pero en esta hora electoral y revuelta, forma parte intrínseca y bastante perversa del nacionalismo querer sacar tajada de lo que sea. O Mas pretende algo más que nunca se sabe con él. Pero yendo a lo auténtico cada cual sabe hasta qué punto está atemorizado. Queda bien decir que solo hay que tener miedo del miedo mismo, pero el temor forma ya parte de nuestras vidas. Temor a no poder dar a nuestros hijos un futuro esperanzador. La mejor receta para vencer el miedo es la lucha por derrotarlo. Quizá Nadal pueda algún día superar el miedo a Djokovich . Entonces le ganará. Todos nosotros saldremos también de este triste estado de miedo paralizante cuando acabemos pacíficamente con los mensajeros del miedo.