Nuestro ordenamiento jurídico no contempla que se haga una alarma ante la ola de calor", había declarado la ministra de Sanidad, Ana Pastor, en una entrevista en El País , lo que da pie a los comentarios, en ese mismo diario, de Juan José Millás. El lamento es porque "daba gusto verla en la tele con ese rostro serio y abisal que parecía extraído de las vanguardias pictóricas del siglo XX. Mejoraba tanto a Celia Villalobos que nos habíamos enamorada de ella". Y ahora la ministra dice que no ha habido ni una sola llamada al ministerio por la ola de calor, a lo que Millás replica: "Piensa uno que, lejos de exhibir ese silencio, debería ocultarlo. ¿Cómo es posible que empiece a morirse de hoy para mañana un 30% de gente más de lo habitual y a nadie se le ocurra marcar el número de Sanidad? Es como si se produjera un atentado y no llamaran a Interior". El articulista lo razona: "Yo le explico por qué no recibió usted ni una sola llamada: porque sabíamos que sería inútil".

Algo similar piensa Antonio Gala en El Mundo: "Esa cariátide con blusita o rebeca, según, que es Ana Pastor no se ha conmovido bajo su capitel. Aquí nadie ha adoptado medidas especiales bajo la ola de calor y sus riesgos. Sólo se ha recomendado en la prensa que se bebiese agua y se evitara la exposición al sol: menuda sabiduría científica". El escritor recupera la frase "aquí no ha llamado nadie para quejarse", para replicar: "Como si eso pudiera hacerse". Y broche gordo: "Al ministerio lo ha cogido la canícula con el culo al aire. Y a saber lo que le ha hecho. Porque ella es malísima".