La vida política está hecha de pequeñas cosas simbólicas. Un caso de éstos lo constituye el episodio del helicóptero del 112 que, el pasado día 5, se desplazó desde Don Benito a Peraleda del Zaucejo para atender a la ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo , quien sufrió una reacción alérgica con síntomas de asfixia. El problema se solucionó y, afortunadamente, el helicóptero volvió de vacío. ¿Hubo trato de favor? ¿No lo hubo? La oposición tiene toda la legitimidad para preguntarlo porque, como con acierto dice el vicepresidente Sánchez Amor , Trujillo no tiene menos derechos que otros ciudadanos cuando sufre un problema médico pero, por ese mismo razonamiento, tampoco tiene más. Aparentemente --pero, cuidado, sólo aparentemente--, la ministra fue atendida con unos medios que no se ponen a disposición de los sanitarios cuando un problema similar lo sufre un ciudadano común. Las apariencias pueden engañar y, para que los ciudadanos no se dejen llevar por ellas, tal vez convendría que la Junta fuera más precisa en la información y dijera si otras veces el helicóptero se ha aprestado a atender problemas de ciudadanos corrientes como los sufridos por la ministra. Así se acabaría con la duda de si ha habido o no trato de favor.