Siempre que se nombra un gobierno surge la discusión sobre el origen de los ministros porque se tiene la creencia, muchas veces refrendada por la realidad, de que si hay un ministro andaluz o catalán o extremeño ´mirará´ con mejores ojos por Andalucía, Cataluña o Extremadura desde el Consejo de Ministros.

Las cuotas territoriales existen, de hecho el PSC se atribuye las de Carme Chacón como ministra de Defensa y la de Celestino Corbacho, éste de origen extremeño, como titular de Trabajo y Inmigración, y Andalucía el mantenimiento de Magdalena Alvarez en Fomento. Por todo ello, es cierto eso que afirma Fernández Vara de que los ministros dejan de ser de aquí o de allí para ser ministros de España desde el momento en que toman posesión, pero también lo es que él hubiera sacado pecho si un socialista extremeño, como en la anterior legislatura María Antonia Trujillo y casi él mismo, hubiera sido elegido por el presidente Zapatero para una cartera ministerial. Y es que, con independencia de que la gestión diaria de un ministro no se ve a través de la lente de su origen y de la federación del partido a la que pertenece, es indudable que si puede beneficiar a su tierra lo hace. Por lo tanto, mejor tener un ministro paisano que no tener ninguno.