Sin recurrir al manido y poco afortunado ejemplo de las relaciones, con o sin consentimiento, entre Gas Natural y Endesa, lo cierto es que tras nueve meses de proceso hemos oído de todo sobre la operación pero siempre con los mismos protagonistas: los gestores de Endesa con su defensa numantina, los políticos jugando al monopoly, los accionistas de referencia marcando sus posiciones... todos han podido hablar, salvo los cientos de miles de accionistas minoritarios de la eléctrica, que asisten atónitos al maremagno de noticias (la mayoría de las veces interesadas) en torno a la operación.

Los pequeños inversores nos encontramos ante un panorama de desconcierto, que nos impide decidir cuáles son nuestras mejores opciones. Nos sentimos utilizados y a la vez infravalorados viendo cómo desfilan ante nosotros informaciones contradictorias. Por este motivo, reivindicamos tener el mismo papel relevante que, en otros países de gran cultura financiera, tienen las asociaciones de accionistas para analizar las maniobras de compra venta de las compañías que cotizan y defender que nuestros derechos sean protegidos. Arcelor, Ferrovial, Endesa, Telepizza... los gestores hablan por nosotros pero nadie nos ha pedido opinión ¿hasta cuándo vamos a tener que seguir escondidos en la sombra mientras se negocia con nuestro dinero?

Nos gustaría sentirnos partícipes de procesos que nos afectan, incrementar nuestra presencia en las juntas generales de accionistas a las que nadie nos invita o que se nos escuche. Parece que solo les importamos a la hora de invertir nuestros ahorros en sus compañías, después no existimos... somos invisibles.

Joaquín Ferrer Díaz **