El dolor más sofocante es la desocupación. ¡Qué de angustias nacen del aburrimiento! Todo aquello que no sacude el estímulo se convierte en pereza.

Las personas que tienen el valor de la curiosidad no molestan a nadie. El aburrimiento solo busca engullir tiempo.

Me aburre mucho recibir palabras amontonadas derivadas del aburrimiento.

WhatsApp es la cripta de los imbéciles.

Hay cosas que chocan contra la evidencia, y por muy elevado que sea el tono, siempre el orden lo pone la acción. Para contribuir a la autenticidad es importante estar satisfecho con uno mismo.

La mayoría de las fechas son la orden que esclaviza a la mente y la pone a disposición de la disciplina de los recuerdos. Dicho de otra manera, en determinados círculos cerrados, la razón se desentiende.

La peor limosna es anhelar la caridad de la ignorancia.

Hablar con la boca pastosa por la ignorancia es fabricar palabras con mal aliento...

Dijo Pitágoras: «Si se os pregunta: ¿qué es la muerte?, responded: la verdadera muerte es la ignorancia.

¡Cuántos muertos entre los vivos!».

Una buena conversación es luz relajante que propone y hace pensar. No, no es el momento de escuchar estupideces, en definitiva, muchas son la inventiva de la ignorancia que persigue con desdén todo aquello que no comprende.

Buscar lo mismo que ofrecemos. Sí, desde el físico al intelecto. Pasando por las plataformas emocionales.

La belleza es un fragmento de la vida. Siempre la dejaré chapotear junto a un hermoso rostro, un poema, un cuadro e incluso una canción.

La belleza nos procura sensibilidad. Hay gente que para defender su falta de ornamenta artística elogian la fealdad.

No es lo mismo beber un vaso de vino solo; que ser taberna llena de afectos, los mismos que a su vez, son circunstancia de cariño, amor y respeto. En el fondo, el volumen de nuestra vida, nos lo dan otras personas.

Es inútil despilfarrar el amor junto a lo pasajero y transitorio.

Negar el perdón a seres queridos, por orgullo, por falta de valor, por comodidad, puede convertirse en un paseo sin retorno. En cuestiones de amor, cariño y afecto mejor usar botas de siete leguas.

*Escritora