Rebajar las exigencias de promoción y titulación dejando a las comunidades autónomas a su albur, era ya pretensión en la nueva Ley Celaá, la LOMLOE, y ya que ésta, previsiblemente, pudiera tener serios problemas en su trámite y aprobación parlamentaria, por ello, la mejor manera de imponer sin exponer, sea el Real-Decreto Ley que por cierto empieza a ser costumbre de este ejecutivo.

Ayer, el BOE publicaba el Real Decreto Ley 31/2020 de 29 de Septiembre para adoptar medidas urgentes en el ámbito de la educación no universitaria, o lo que es lo mismo, ancha es Castilla, al menos en cuanto a los criterios de evaluación, promoción y titulación, que podrán ser modificados según cada CCAA, total, sólo hay diecisiete.

Siempre pensé que una Ley Orgánica, especialmente de Educación, servía justo para lo contrario, es decir, para que todas las CCAA, y sus alumnos, tuvieran unos criterios comunes, al menos de evaluación, promoción y titulación, pues un sistema educativo no puede garantizar la igualdad de oportunidades si no se rige por unos criterios comunes. Pero aún más injusto que la evaluación o la promoción es la titulación, pues un título permite ocupar plaza en estudios superiores, en la universidad, tanto desde Bachillerato como FP, sin contar las vías de acceso intermedias e incluso accesos a diversos puestos de trabajo.

Muchos de estos accesos para determinados alumnos de determinadas enseñanzas tienen un número limitado, por lo que sí, permitir que cada comunidad autónoma regule según su parecer, con unos criterios de evaluación sólo orientativos, con una promoción casi automática, al ser la repetición excepcional, o una titulación basada en unos criterios de evaluación previamente modificados y orientativos, es romper el derecho a la igualdad de oportunidades en todo el territorio español, y especialmente en la FP, y además agrandar la brecha ya de por sí existente entre territorios.

Es curioso, por otro lado, la coletilla que termina cada modificación. «Si el equipo docente lo considera».

No querías caldo, dos tazas. ¿A alguien se le ocurre que los equipos docentes no hayan hecho justo eso durante toda su vida? Por si no fuera poco que el propio ministerio delegue sus competencias, especialmente la titulación que depende directamente de ellos, o más que delegar, le tire la pelota, y la responsabilidad, a las comunidades autónomas, permite por Decreto Ley que las mismas les pasen la pelota, y la responsabilidad, a los centros educativos, es decir, a nuestros docentes. Para que me entiendan, hagan lo que consideren que en último caso ya tenemos tanto medallas como culpables. Los de siempre.

¿Será posible que alguna vez nuestros políticos pregunten a los que supuestamente saben más que nadie, pues le han vertido la responsabilidad de promocionar o titular, antes de hacer las cosas por sus santos decretos? Perdón, Reales, no santos.

*Maestro.