Hoy presentan los inspectores de la ONU su informe sobre el desarme de Irak. Después del presidente ejecutivo de la Unmovic, Hans Blix, el segundo responsable de la inspección es el diplomático egipcio Mohamed el Baradei (El Cairo, 17-6-1942), director general de la Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA). El es un especialista en temas de seguridad y en control de armamento nuclear. Aunque, en un principio, su actividad profesional la desarrolló en misiones permanentes de su país en la ONU, tanto en Nueva York como en Ginebra, desde 1984 toda su carrera la ha desarrollado de alto funcionario de la AIEA. En 1993, el sueco Blix, que le precedió en el timón de la agencia, le nombró director adjunto de Relaciones Internacionales de la AIEA (un cargo creado expresamente para él).

La designación de El Baradei al frente de la AIEA en 1997, con el permiso de la Administración de Bill Clinton, fue un gesto de buena voluntad encaminado a dar a entender que el organismo no era un simple instrumento "al servicio de Occidente", algo que habría de haber valorado Sadam Husein.

Estamos, pues, ante un personaje respetable, que se esfuerza en fomentar el uso de la energía atómica con fines pacíficos. Eso quiere decir que ha de garantizar la inspección de armas nucleares en el mundo. Y ahora le ha tocado a Irak.