Es curioso cómo un pensamiento puede cambiarlo todo: desde siempre se nos ha enseñado que debemos tener una buena vida, lo que conlleva estudiar, trabajar, casarse, tener una familia, y un largo etcétera.

Sin embargo, ¿Por qué simplemente nos limitamos a intentar encajar en ese molde que nuestra sociedad ha creado? ¿Acaso nos da miedo salir y ver qué hay fuera? No, no es eso, lo que tenemos es simplemente un estado de dependencia hacia un estilo de vida que creemos que solucionará la nuestra, aunque no siempre sea así.

Siempre me ha gustado creer que la vida es una habitación blanca llena de muchas cajas, pero, si hay tantas cajas, ¿Por qué limitarnos a abrir una en la que ya sabemos lo que hay?

Nosotros somos los responsables de abrir esas cajas, ya sea solos o en compañía, y asimismo teñir esa blanca habitación con los colores que creamos convenientes, nadie puede decirnos qué caja abrir, ni decidir de qué color pintaremos nuestra habitación, al igual que nosotros no podemos elegir por ellos.

Por eso yo propongo que salgamos de este molde que elegimos nosotros mismos por el miedo al qué dirán, que nosotros decidamos qué queremos hacer, y no dejar que nada, salvo nosotros mismos, nos influya, para así poder demostrar que no nos equivocábamos, y que nuestra habitación no era tan gris como ellos creían que sería.