Hay muchas y grandes polémicas sobre el peligro populista y el resurgir del nacionalismo excluyente. Es lógico, entre otras cosas porque Vox dio un gran salto -hasta los 52 escaños- en las legislativas de noviembre. Pero las elecciones de este domingo en Euskadi y Galicia -dos comunidades autónomas relevantes- apuntan en sentido contrario. Parece que allí lo que se va a reforzar es el nacionalismo pragmático del PNV y el conservadurismo centrista de los populares de Núñez Feijóo. Si se confirman las encuestas, todas similares, la conclusión será que es el momento de los moderados.

En Euskadi, ETA dejó de matar hace ya muchos años y el tan temido plan Ibarretxe duerme el sueño de los justos. Cuando el PNV asumió que el error Ibarretxe -exaltar el nacionalismo y subestimar al Estado- solo logró que el PSOE de Patxi López (con ayuda del PP) conquistara en el 2009 el Gobierno vasco, rectificó en silencio, eligió un candidato prudente -Iñigo Urkullu- y volvió al poder en las siguientes elecciones. El éxito se repitió en el 2016 y ha gobernado desde entonces en armoniosa coalición con el PSOE vasco. Ahora las encuestas dicen que el PNV sumará unos 6 escaños (hasta 34) y que el PSE pasará de 9 a 11. Y entre los dos sobrepasarán la mayoría absoluta de 38 escaños.

El PNV ha pasado de una estrategia de plantar cara a Madrid a otra de ayudar con condiciones a la gobernabilidad de España para aumentar el autogobierno. Y PNV y PSE constatan que gobiernos transversales (de nacionalistas y constitucionalistas) garantizan estabilidad y progreso.

Mientras, EH Bildu, la antigua Batasuna, va a estabilizarse en 17 o 18 diputados. Seguirán siendo el segundo partido, pero el cese de la violencia no les ha catapultado. Y Urkullu -cauteloso- prefiere el PSOE a la unidad nacionalista. Podemos perderá fuerza (como en las últimas legislativas) y el PP, que con Carlos Iturgaiz, impuesto por Casado contra el moderado Alfonso Alonso, hace un discurso como si ETA todavía matara, perderá 2 o 3 escaños pese a ir en coalición con Cs. Si las encuestas se confirman se podrá decir que en Eukadi -territorio no hace tanto de choques sangrientos- se ha impuesto la moderación.

En Galicia las cosas son algo diferentes. Allí el centro-derecha galleguista (recordemos que Fraga ganó con aquel famoso Galego coma ti) de Nuñez Feijóo va a obtener su cuarta mayoría absoluta. El PSOE subirá algo y el BNG recuperará fuerza a costa de las Mareas de Podemos que pueden hundirse.

Así Nuñez Feijóo volverá a ganar con un centrismo calculado, basando su campaña en sus 12 años de gobierno, en susurrar que quiere votos que en las generales van al PSOE, y en impedir la presencia de Cayetana Álvarez de Toledo. El PP pragmático saca premio gordo mientras que el PSOE, con cuatro candidatos distintos desde que Pérez Touriño desbancó a Fraga, solo logra recuperar el estatus de segunda fuerza que hace cuatro años le robaron las Mareas.

Para Casado las dos elecciones son un aviso. El PP gana donde presenta su cara centrista y enraizada en el territorio y no solo pierde, sino que retrocede, allí donde Madrid impone un candidato que habla un lenguaje de otros tiempos. ¿Cómo leerán los resultados los diversos sectores del PP?

Sánchez se sentirá cómodo. El PSOE estará en el Gobierno vasco, lo que favorece la alianza con el PNV en Madrid, y en Galicia gana el candidato moderado del PP. Para el futuro, la lectura es más compleja. ¿Qué pasaría si, en las próximas elecciones, el PP español hiciera un discurso más similar al de Feijóo que al de Casado?

*Periodista.