No sé a quién escuché esta frase: "cuando uno piensa mucho, muchos piensan poco"; pero se me viene muy a menudo a la cabeza cuando veo al único que parece pensar y mantener una idea, aunque evidentemente pueda ser equivocada, y a otros, los que tiene a su alrededor, que, lejos de preponer nuevas ideas, intentan hacer viable la idea del que piensa, aunque sepan que es una mala idea.

Hace pocos días hemos leído que el Museo municipal de Cáceres se planteaba suprimir la entrada ante la bajada del número de visitas. Cualquier especialista en turismo sabe que para atraer turistas, y no visitantes, a una zona, es preciso sobrepasar la estancia de estos de un día, haciendo que la gente pernocte en el lugar. Es decir, si alguien visita la Ciudad Antigua y emplea en ello 2 o 3 horas (tiempo superior al empleado por la mayor parte de los visitantes), estos abandonarán Cáceres generando escasos recursos económicos en la ciudad. Cualquier estrategia turística eficaz tratará de ofrecer productos atractivos que hagan que el turista duerma en el territorio, ofreciéndole visitas a diferentes museos, bodegas o exposiciones. Las visitas gratuitas a algunos espacios protegidos son uno de estos posibles atractivos.

Ejemplos magníficos de que las visitas gratuitas a museos funcionan como un inmejorable reclamo turístico nos lo ofrece la ciudad de Londres, donde ni el Museo Británico, la National Gallery, la Tate Modern o el Museo de Historia Natural cobran entrada a los visitantes, limitándose a pedir un donativo o aportación voluntaria a la salida; y hablamos de la ciudad europea que, a pesar de estar en una isla, genera el mayor número de visitantes internacionales del mundo.

XAQUIx, parece ser que dar marcha atrás con el tema de cobrar la visita a algunos museos podría ir en este sentido. Lo que sorprende es que haya quien piense que lo que no funciona en Cáceres puede funcionar en Monfragüe; es más, en el último año, en muchos foros y reuniones a los que he asistido relacionados con la ecología y la conservación de la naturaleza, me han cuestionado cómo pueden aplicar en Monfragüe la ocurrencia de cobrar entrada, pues creen que desde que se anunció, hace más de un año, se ha estado cobrando, ya que la información procedía nada más y nada menos que del presidente del Gobierno de Extremadura, que en varias ocasiones ha manifestado su preocupación por este tema, la última vez, el viernes de la pasada semana, como si esto fuera más vital para Extremadura que solucionar el problema del paro.

Pues bien, por culpa de estos comentarios se ha conseguido que muchos posibles visitantes a Monfragüe y Extremadura hayan dejado de venir, lo que ha hecho mucho más daño que beneficio al turismo de la región. Consúltense las estadísticas del último año para comprobarlo. Los datos son demoledores. Estaría bien que los comparásemos, por ejemplo, con el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, espacio que visité el pasado mes y en donde no se cobra por nada.

Pero voy más lejos, en nuestro parque se han suprimido determinados servicios que se prestaban, como un microbús que subía a la gente desde el aparcamiento de la carretera hasta el castillo y ermita de Monfragüe, y gracias al cual se solucionó el tema de la subida de los coches particulares hasta la base del castillo. De esta forma, personas mayores o con movilidad reducida podían subir hasta la cima evitando el poco atractivo parking en lo alto de la sierra. Ignoro dónde estará el autobús, pero sin beneficio alguno han creado un verdadero problema de acceso, aunque se les llene la boca hablando de accesibilidad. ¿No podrían haber dejado los microbuses para que fueran gestionados, por ejemplo, por una cooperativa de trabajadores locales que cobraran un billete a todo el que usara este servicio, como sucede en todos los autobuses públicos y en otros parques nacionales? Es decir, no cobrar entrada por visitar un espacio protegido sino por recibir un servicio. En fin, creo que puede ser una idea generadora de empleo que podría tenerse en cuenta.

He de reconocer que miedo me da cada vez que les escucho hablar de Monfragüe, y es que por culpa de Monfragüe algunos ya hemos pasado bastante. Más valdría que dejaran de querer poner puertas al campo, y a ver si en lugar de reírle las gracias al único que piensa, se convierten en muchos los que piensen al menos un poquito. Monfragüe, sin duda, lo agradecerá.