Mónica García es una treintañera de su tiempo porque se ha preocupado de tener una formación universitaria. Pero donde esta joven aparejadora placentina se ha desmarcado de la media es que recién titulada por la Universidad de Extremadura aceptó el año pasado meterse en política de la mano del Partido Regionalista Extremeño, en coalición con el PSOE. Ahora es la primera concejala de Obras de Plasencia, que ha sacado del tercer mundo al céntrico barrio del Fonsado al llevarle el saneamiento y el asfaltado tras años de abandono. "Dejé de buscar trabajo cuando me di cuenta de que ninguna empresa me dejaría el tiempo suficiente para dedicarme a esta nueva tarea, pero me planteé entonces que trabajar por tu ciudad merece la pena". Así es como la Concejalía de Obras se ha convertido en su master particular, en el que vuelca una dedicación plena, sin haber sido liberada, para suerte de los vecinos de San Isidoro, a los que liberará del viejo desnivel de la calle que les obligaba a entrar en casa a través de unos tablones o de los residentes en la calle Zapatería, al haber detectado, después de la desidia de sus antecesores, que el origen del hedor a aguas fecales es una avería particular. García rompe el perfil de nuevo político sin oficio ni beneficio y muestra más el talante comprometido de una ONG que ojalá que los envites políticos no le hagan perder.