Mucha sandez es la risa que de leve causa procede . Y cómo se reían el domingo en el Gran Teatro. El Brujo cortó y cosió el traje nuevo del emperador, teatralmente hablando, en medio del regocijo y del aplauso casi general. Por lo visto, este mismo gol lo ha metido hasta en Almagro. Desde luego, hay que admitir que es un genio. De todas formas, debería saber que en Cáceres hay bastante público que siempre va al teatro a reírse, con lo que sea. Es el proverbial buen humor de estas tierras. Bueno, no quiero faltar a la verdad. El Brujo tuvo la honestidad de reconocer que no estaba haciendo teatro: efectivamente, faltaban cuatro personas más en el escenario para que aquello fuera Cinco hombres.com , pero en peor. No me gustan los monólogos graciosillos de la tele, y menos cuando me los ponen sobre las tablas. Ya sé que tienen mucho éxito, y que los teatros se llenan; con no ir, asunto solucionado. Pero, cuando te los cuelan como obra teatral de un Festival de Teatro Clásico que se pretende serio y consolidado, resulta un engaño intolerable, sobre todo para los que vamos regularmente al teatro en Cáceres, y pagando (esta última aclaración no es nada superflua, no crean). En fin, qué decepción. Pobre Festival de Cáceres. Unos por otros y la casa por barrer.

María Isabel Rodríguez **

Cáceres