La que se ha armado en China con la reparación de un trozo de su muralla con cemento, si ellos lo consideran un sacrilegio, como clasificaremos nosotros los pacenses, la chapuza de convertir poco a poco nuestra vieja muralla en una nueva pared rebozada. Cuando esté toda lisa y pulida los turistas, al no ver nada que les garantice la antigüedad que es lo que transmite la emocionante sensación que se siente al contemplar, pisar y tocar las mismas piedras donde guerreaban los soldados, les dará motivos para sospechar que la fortificación es de reciente construcción, imitando burdamente una antigua para reclamo turístico.

Mentalidad muy limitada tenían y tienen los responsables de velar y cuidar los monumentos de Badajoz, al permitir el deterioro y chapuceras reparaciones de estas históricas construcciones de un valor incalculable, que se están convirtiendo de una verdadera joya a una simple bisutería. Reparar las paredes sin tapar las viejas piedras que rebosan historia porque son como caras ajadas por los años, tendría que haber sido una sagrada obligación por más que aumentara el coste, para que el público y las generaciones venideras pudieran gozarlas con todo el esplendor que ofrecía su empaque y belleza natural antes de empezar su metamorfosis. La paulatina devaluación de lo que fue magnífica fortificación de la herencia pacense llegará a ser tan brutal, que los futuros descendientes la contemplarán como un cerramiento o vallado de un finca cualquiera.