Le han abierto expediente y seguramente le van a sancionar. Es Morales, un funcionario en el consulado de España en Nueva York, encargado del censo electoral de residentes en la ciudad, que pasándose la obligada neutralidad por el forro ha tenido la osadía de pedir el voto para el PP en las elecciones del 25 de mayo. Con sumo dolor, el Ministerio de Asuntos Exteriores y el PP han abierto unas diligencias que podrían acabar con el cese de funciones y la expulsión del partido. Uno se pregunta si existe alguien en la formación popular que conozca mejor que Morales el pensamiento del señor Aznar. ¿Le habrán clonado el cerebro al funcionario consular?

He leído los dos folios que ha mandado a los miembros de la colonia española y me parecía estar escuchando al presidente en discurso de fin de semana, cuando viste jersey y está más inspirado. ¿No es Aznar puro cuando afirma que España se ha sabido colocar entre las naciones modernas, como EEUU y Gran Bretaña, y no Francia y Alemania? Esto no llega a decirlo el señor Aznar, porque a algo obliga ser de la UE. Pero lo debe de pensar, igual que la mejor prueba del desarrollo de España es que "hasta los moros tienen trabajo". Morales se debe de leer los discursos de su maestro con atención. Así se explican sus alusiones despectivas al rojerío y que se haya contagiado del gracejo presidencial, patente cuando se refiere a los gobernantes de hace siete años como a "Alí Babá y los 40 ladrones". Debe de sentirse desconcertado. Escribió un texto con esmero y ahora le pueden sancionar, cuando creía hacerse merecedor de un homenaje en Quintanilla de Onésimo.