WLwa autopsia ha confirmado que el joven irlandés que falleció el pasado fin de semana en Ibiza había consumido anfetaminas, y quizá también el denominado éxtasis líquido. Esta droga, inhibidora del sistema nervioso central, circula en abundancia por las discotecas de toda la costa española.

En el caso de Ibiza, los responsables de sus servicios hospitalarios han criticado la pasividad de las administraciones ante el consumo de una sustancia, más barata en la isla que el alcohol, que causa cada día intoxicaciones que acaban en urgencias.

No se ha probado que el fallecido fuera víctima de una partida de droga adulterada. Eso serviría, en parte, para tranquilizar a los consumidores habituales que siguen convencidos de que una dosis adecuada y segura no entraña más riesgo que salir del sopor.

Es falso. La drogas ilegales matan cada año a 500 personas en España. Debería ser suficiente para recabar más presión de las administraciones en las zonas donde se sabe, con todo detalle, cómo circula la droga. Y para reclamar más responsabilidad a los empresarios que no pueden hacer de la tolerancia hacia el consumo de determinadas sustancias un argumento para atraer turismo juvenil.