Escritor

Se va uno muriendo lentamente con la pastilla de la alergia. Comienza el adiós porque las piernas no te responden y los párpados tienden a cerrarse. Vas sintiendo algo que nunca hasta ahora habías sentido, que ahora es cierto que estás al borde de marcharte sin saber dónde, y sin importarte mucho si pesan o no las maletas. Levantar la cabeza de la almohada lejos de insuflarte aquel dinamismo, es un esfuerzo sobrehumano al no trascender nada que te interese ni te importe mucho. Por regla general, la primera imagen que se te aparece es la de ir al banco a pagar algún recibo pendiente. Como el sexo ha pasado a peor vida, ni siquiera puedes echar mano de Carmen Sevilla, que nadie sabe lo que le ha pasado con las ovejitas, pero se ha puesto rematadamente pesada, que abominas de su presencia así como de Concha Velasco hablando siempre de su marido y haciendo gala de un masoquismo histórico. ¿Qué hacen el PP y el PSOE para ayudarte a bien morir? El PP te pone a Ruiz Gallardón en postal de primera comunión con CD, donde Ruiz hace un canto libidinoso sobre Beethoven, escogiendo palabras del acerbo florido de este país, que al pobre de Tierno Galván le adelantó la muerte. El PSOE te ha puesto a Zapatero, que parece familia de Gallardón, en lugar de ponernos a Trinidad Jiménez que nos insuflara lo que tanto echamos de menos al despertarnos. Pero el PP tiene, además, una tendencia hacia el mal indefinible, y este mal lleva a su rebufo a Rajoy, a Rato y a Oreja. Este, además, durmiéndose constantemente, que te lleva a una situación tan límite que morir es casi un deseo irreversible.

Morir, por otra parte, es una desgracia tan terrible que te cabrea constantemente cuando miras a tu alrededor y ves todo el tiempo que has perdido para nada y además el gran drama romántico, adónde van a ir tus cenizas. Al Guadiana no, que bastante polución tiene. Arrojarlas en el mar cuando tú eres de secano, es una horterada. En una vesana tampoco. El cura Abdón me ha dado la clave. Vete a Nogales. Se ve toda la Tierra de Barros, que es lo más hermoso de la tierra. Pues entre Gloria y Nogales tengo yo casi elegida mi tumba. Tampoco La Vera es manca. Es decir, lo mejor de morirte son los paisajes que tienes. Y encima de todo esto, Celdrán y su Dios quieren y me dan salud. Tremendo.