Hola ratero:

Quizás tú nunca leas esta carta, posiblemente ni siquiera sepas leer, pero si lo hicieras, o bien alguno de tus amigos la leyera, quiero decirte algunas cosas.

La moto que robaste en San Marquino, no era la de un niñato que la tiene para pasear y presumir con los amigos. Esa moto hasta que tú me la has quitado fue mi herramienta de trabajo, que poco a poco y con esfuerzo voy pagando, con muchas horas de sudar camiseta.

Hace unos días cumplí los 19 años y tú me has dejado un buen regalo. Lo material en esta vida al final va a la basura, pero en la conciencia del ser humano nos quedará el escozor del daño. No tengo palabras para poder dirigirme como quisiera hacia tu miserable persona, solo quiero que sepas, y tus amigos también, que la moto de la cual presumes se la has robado a una persona quizás más pobre que tú.

Yo hoy soy un poco más pobre, tú con mi moto no creo que seas más rico, quizás seas más vil y miserable y tengas la duda de que quizás un día caigas como una rata en el cepo, y te hagan pagar el daño que tú haces con tu forma de vivir, yo por mi parte seguiré trabajando para pagar la moto que me has robado.

J. M. Y. González **

Cáceres