TLta OCDE ha dado la voz de alerta sobre algo que los españoles ya sospechábamos desde hace tiempo: estamos pagando unas tarifas por hablar con el móvil totalmente abusivas, como si fuéramos tan ricos como los americanos. En ningún país del mundo, excepto en Estados Unidos, cuesta tanto llamar o mandar mensajes de texto por el móvil como en España. Incluso en los países nórdicos o en Gran Bretaña, con un nivel de renta mucho más alto que el nuestro, los precios son más competitivos.

Gente habrá que considere que el móvil, y más ahora, en vacaciones, es un invento perfectamente prescindible, que hace unos años no existía y se vivía perfectamente. Pero es como decir que se puede vivir sin los ordenadores.

La competencia; la batalla por el mercado, está ahora en los móviles donde el consumidor carece de toda protección porque las tarifas están absolutamente liberalizadas y las operadoras españolas están haciendo su agosto, nunca mejor dicho, cobrando de manera absolutamente desproporcionada.

Pero se da la paradoja de que España no sólo no es un país rico sino que tiene en estos momentos la tasa de desempleo más alta de la UE. El móvil es para los autónomos un imprescindible instrumento de trabajo, que les permite estar localizados y conseguir nuevos clientes. No solo los parados, también los jóvenes dejan el número de móvil al entregar su currículo en la búsqueda de su primer empleo, además utilizan los SMS como forma de comunicarse, creyendo que es un procedimiento más económico que la llamada. Craso error: los consumidores españoles pagan por los mensajes 0,15 euros de media, cuatro veces más que el coste medio de la OCDE que es de 0,04 euros.

La Comisión Europea ha fijado una eurotarifa que impide a las operadoras las arbitrariedades con los precios al considerar que los móviles son un instrumento de trabajo imprescindible, aún más en momentos de crisis como los actuales. Estaría bien que el Gobierno de Zapatero dejara de mirar para otro lado e hiciera algo.