XCxasi siempre he seguido a pie juntillas una frase que leí del controvertido filósofo y pensador Ludwin Wittgenstein. En unas reflexiones sobre la muerte de Dios afirmaba que "sobre lo que no se puede hablar (por ignorancia o desinformación, añado), mejor es callarse". Si algunos periodistas, contertulios, sabelotodo... nos calláramos alguna vez, los medios de comunicación estarían mejor valorados.

Lejos de mí, por otra parte, renunciar a algo fundamental como es la información, la comunicación, el conocimiento, fin último de la noble tarea del periodista, del periodismo. Que, además, tiene que seguir siendo mediador (de ahí medios) de la sociedad.

¿Tienen futuro, pues, esos medios, más allá de la basura, sobre todo en las televisiones, sin parangón en otros países europeos? Claro que sí. ¡Cuantas veces, sin embargo, tengo la tentación de hacer mutis por el foro ante lo que se habla, se dice, se escribe de lo que no puede ni debe hacerse (por falta de conocimiento veraz, insisto)

¿Futuro? Sencillo pero no fácil: si se hace más periodismo. Casi nada. Sólo si se hace periodismo: serio, objetivo, vigilante de la acción política, económica... interesada; crítico con el abuso de poder; divorciado tanto de él, como de quien no respeta al que tiene el mandato legal de ejercerlo. Hablando y escribiendo de lo que se puede y se debe, la información, la comunicación, el conocimiento en definitiva, serán un instrumento útil al ciudadano y por ende a la sociedad, como vínculo social. Será, asimismo, fomentador de opinión, diálogo, convivencia, libertad y democracia.

Ese futuro de los medios tiene, obviamente, otras reflexiones: continuar buscando la compatibilidad entre los electrónicos (internet como soporte fundamental) y los tradicionales. Un soporte que, opino, puede hacer más pobres a los pobres y más ricos a los ricos, por lo menos.

Ante él no tenemos todavía la misma igualdad de oportunidades. Un soporte, internet, cuya producción informativa está en manos de unos pocos, muy pocos. La gran bolsa, el porcentaje de alrededor del 90%, está en el lado del mero consumo, de nosotros los consumidores. Recuerden que cinco sextas partes de la humanidad no tienen acceso a las técnicas básicas (básicas, repito) de las nuevas tecnologías del conocimiento. El desequilibrio que supone el tener o no acceso a la información, gratuita e igual para todos, pone en peligro por lo menos la libertad de los seres humanos, la no igualdad para ellos y la solidaridad entre los mismos). Reflexiones, decía, para salvar la distancia con el público, sobre todo jóvenes y sus intereses.

(Por cierto, háganse con la intervención del presidente de la Junta en la Escuela de Verano de UGT sobre las nuevas formas y conceptos del trabajo . Y lo aludo porque puede aplicarse a lo que están haciendo hoy algunos medios. Hay una serie de agentes económicos, políticos, sociales... que ante el presente y futuro están cogiendo el rábano por las hojas; ensalzando bagatelas e invirtiendo en ellas recursos; haciendo la solidaridad a su capricho; partiendo de premisas falsas, para obtener las conclusiones que refuercen posturas interesadas; se nos enfrasca, nos enredamos, en esto o lo otro y no abordamos para qué educamos, qué se debe aprender en la nueva, para mí, Era que nos ha tocado inaugurar ...).

Supongo que ya saben de estas cosas y de lo que les vengo diciendo de los medios. Por eso cuando acudamos a informarnos, a interpretar a éste o aquél, al menos intentemos leer entre líneas, oír entre el ruido de algunas palabras y ver entre imágenes. Intentemos averiguar qué se nos quiere decir. No renunciemos tampoco a ese medio solidario, el boca a boca, todavía no monopolizado por nadie.

Por otra parte, el cariz político y económico (¿o éste exclusivamente?) que ha tomado la información (algunos medios, mejor) en los últimos tiempos se refleja cada vez más en la distancia entre el periodismo mediador y el servidor . Parece como si un totum revolutum que interesa a quienes manejan la información tuviera amordazada o secuestrada a una buena parte de la profesión periodística que exclusivamente hace crítica en defensa de, a favor de, en contra de... pero demasiada pocas veces como servidora analista y crítica de unos hechos objetivos, consultadas todas las fuentes posibles. Siempre defendí que la información debe tener el gran valor de hacer a las personas más libres, porque considero que si es veraz debe llegar al conocimiento, a convertirse en cultura, como instrumento importante a la hora de crear opinión. A la par, los medios no deberían caer en la tentación de erigirse en portavoces o interpretadores de la opinión pública cuando ésta en multitud de ocasiones no es más que la opinión publicada o expresada. Tienen que ser apoyo para al menos encontrar claves en el análisis de la gestión pública y privada que lleguen al ciudadano adecuada y objetivamente planteadas. Incluso en la forma, que pasa por el respeto personal e institucional, público y privado.

Ojalá que estas reflexiones, ¿pesimistas/realistas?, sirvan al menos para que puedan sacar algunas conclusiones. Las mías: importancia de la información cuando se utiliza (por periodistas y no periodistas) adecuadamente; así, (la seria, la periodística) continuará siendo un instrumento objetivo, libre, democrático útil y de cohesión social.

*Periodista, jefe de prensa de la

Diputación de Badajoz y profesor de ´Sociedad de la Información´ de la

Universidad de los Mayores