XYxa están a la venta en las librerías los dos últimos libros de nuestro paisano José Luis García Martín (Aldeanueva del Camino, 1950) que, como es tan trabajador y, por eso, tan prolífico, suele sacarlos directamente a pares. Ambos tienen a la poesía como protagonista. Uno, la suya; el otro, la de uno de esos poetas menores del Novecientos que tanto le gustan (no sólo a él), Fernando Fortún. Mudanza es el título que ha elegido para reunir su poesía completa.

Como nos cuenta en una clarificadora y breve Nota del autor, "por pocos poemas que uno escriba, cuando lleva más de treinta años escribiendo poemas, siempre escribe demasiado. Este volumen --añade-- no es una antología. He sacudido con fuerza mis libros de versos (...) y he dejado que cayera al suelo mucha hojarasca. No me atrevo a decir que los poemas que han quedado sean los mejores. Pero sí me parece que son suficientes". Lo que se ha salvado, que no es poco, está ya en la más prestigiosa colección de la muy acreditada editorial Pre-Textos, La Cruz del Sur.

Durante demasiado tiempo se ha hurtado a García Martín la condición de poeta. Esta faceta ha sido oscurecida, cuando no negada, por culpa de su actividad como crítico literario. No un crítico cualquiera ni de cualquier cosa: uno de los más temidos y con más peso en el panorama poético nacional así como acaso el máximo adalid de la denominada, por los demás, "poesía de la experiencia" y, por él, "poesía figurativa". Es, además, director de la influyente revista Clarín, Premio Nacional al Fomento de la Lectura.

Sin embargo, a la vista de este libro, la categoría de poeta le debería corresponder con independencia, claro está, de que su poesía nos guste más o menos, la tengamos en alta estima o la valoremos en menor grado.

En lo que a uno respecta (vaya por delante que Angel Campos y yo le incluimos hace más de veinte años en la antología Abierto al aire ), leída y releída la obra a debida distancia, no dudo en situarla entre las que merecen ser destacadas en nuestro ámbito y en un siglo, el XX, pródigo en poemas y poetas de valor. Más si tenemos en cuenta que en el contexto extremeño no abundan, sino todo lo contrario, los ejemplos del tipo de poesía que él defiende y practica. Con un añadido: es muy asequible para un lector medio, no iniciado, y, por lo mismo, de gran interés (incluso didáctico) para los alumnos de los últimos cursos de enseñanza secundaria y de bachillerato.

Destacaría del volumen la inclusión de un libro inédito, el que da título al conjunto, donde se percibe un cambio de registro hacia ese "rostro de hombre solo", sin máscaras, que cualquiera en el fondo es.

En este sentido, llama la atención que no haya ni una sola dedicatoria entre sus páginas. Como sorprende, en otro, que haya elegido para abrir el libro una cita de Bachelard, con lo poco amigo que él es de las supuestas vaguedades metafísicas.

Mudanza, en fin, ha contado con una ayuda a la edición de la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura. Esto, que no dejará de ser para algunos mera anécdota, tiene su aquél.

A la política cultural de la consejería le corresponde la responsabilidad de que se editen libros necesarios como éste. De las becas y ayudas convocadas aquí se benefician muchos autores extremeños. Los que ejercen o presumen de tal y los que no. Los que viven aquí y los que viven en Asturias o Valencia. A todos les une el mismo aprecio por un limpio modelo de subvención (temible palabra: por menos de un euro, te acusan de pesebrista ) que el Partido Popular eliminó de la política nacional del Ministerio de Cultura apenas llegó al poder. No se convocan desde 1996.

*Escritor