Hace 38 años que trabajo en hospitales públicos de España, y la medicina que se práctica hoy dista mucho de la que se hacía entonces. La tecnología y la complejidad de la misma crea en sí mismo más riesgos.

El cambio tecnológico ha superado al modelo establecido en nuestro país. La enfermera no sirve para todo. Precisamente las asociaciones profesionales vienen pididiendo desde hace tiempo todo lo contrario, la superespecialización. El modelo sanitario está agotado, anclado desde hace décadas en el corporativismo profesional, sindical y político.

Algunas fuerzas sindicales se oponen a las listas de especialidades de enfermería. Error. Que aprendan del sistema anglosajón, donde hay especialistas de enfermería en casi todas las ramas, que aprendan para aplicar sistemas anglosajones de seguridad, (en Reino Unido o Francia no habría sucedido el error que ha provocado la muerte de Rayan , ya que las conexiones de los equipos de nutrición enteral son distintos a de los catéteres venosos).

Cuando se produce un error como el que ha acabado con la vida de Rayan, lo más importante no es conocer quién ha sido el culpable, sino que ha sucedido y por qué ha sucedido.

Las plantillas de enfermería se ajustan a la baja en verano, cuando en realidad los hospitales tienen mayor ocupación en unidades críticas y de mayor especialización. Los turnos quedan bajo mínimos y con personal poco o nada experimentado, y si además tiene doble trabajo la jornada es de un stress que acaba agotando al profesional y se va para casa pensando qué se le ha podido olvidar, qué no ha hecho, si le ha dado la comunicación correcta al relevo del turno y es frecuente, que una vez en casa llames a tu compañera comunicando algún dato que se ha olvidado dar. El cansancio, un olvido, un descuido pueden acarrear consecuencias fatales, y por ello debe existir un programa que minimice estos errores.

Los médicos y enfermeras cometemos errores como humanos que somos. En otras profesiones esos errores se pueden cubrir con flores. En la nuestra con portadas de los medios de comunicación, mediatizados en este caso de Rayán por las circunstancias de ser el hijo de la primera víctima mortal de la gripe A.

La equivocación, por una caligrafía poco clara, en la prescripción o la confusión de dos fármacos con denominaciones similares puede ser fatal para el paciente y no digamos si es un prematuro. Dentro de estos errores, el que provocó la muerte de Rayán no es el más corriente, pero se ha registrado en otras ocasiones en niños y adultos en toda Europa.

Todos estos errores podrian evitarse en un gran porcentaje. Para ello se deben de crear estrategias válidas contra el riesgo. Hay que localizar los errores y solo a partir de ahí se pueden dar soluciones, notificar todos los efectos adversos, mediante una base de datos podía ser una herramienta que en la actualidad está en estudio en Europa y en España.

En general y en la realidad los errores se cometen y nadie aprende de ellos, se esconden, se ignoran y se tapan, ni se facilita al profesional un ámbito donde pueda reconocer su error sin miedo a la demanda, sin que el profesional sea la segunda víctima y así se podía acabar con la rancia complicidad corporativista. Estudiar los errores y poner los métodos necesarios para evitar o minimizar los riesgos a cometerlos debe ser el objetivo.

En Extremadura hemos perdido la oportunidad de acometer cambios tendentes a mejorar la calidad, la formación profesional, el compromiso del trabajador con la empresa. Y me refiero al complemento de productividad variable y a la carrera profesional. El SES no ha sabido o no ha querido dar la respuesta adecuada a esas expectativas que teníamos los profesionales, ya que la carrera profesional no se basa en criterios del compromiso, de formación y currículun del profesional. Contrariamente se abona como concepto de antigüedad, que ya se paga en los trienios. El otro concepto que podía haber mejorado esa calidad es el de la productividad variable, pero se hace un reparto casi lineal para la mayoría y desproporcionado para una minoría y nosotros queremos se haga con criterios claros valorando formación y trabajo. O si no preferimos que lo quiten. Las direcciones deben de profesionalizarse, ser las que gestionen y las que garanticen la calidad asistencial durante las 24 horas del día, lo de café con leche para todos es una política de malos resultados.

Queremos claridad y trasparencias en la gestión, un control de la calidad profesional sólido, para ello es necesario cambiar las políticas de gestión, hacerlas más profesionalizadas, y menos politizadas. Solo así podemos mejorar.

El autor es exdirector de enfermería /Supervisor de la Unidad Nefrología y Diálisis del Hospital S. Pedro de Alcántara de Cáceres