WLwa presión de los inmigrantes agolpados tras las vallas de Ceuta y Melilla toma día a día un cariz más dramático. Otro intento masivo de entrada acabó en la madrugada del jueves con cuatro muertos por arma de fuego. Según fuentes policiales españolas, la gendarmería marroquí disparó a los inmigrantes, pero ésta lo niega y los testimonios de los inmigrados son confusos. La reacción inmediata del Gobierno, tomada en plena cumbre bilateral con Marruecos, ha sido abrir una investigación conjunta y enviar cuatro compañías militares de legionarios y regulares a reforzar los destacamentos de la Guardia Civil. Lo que antes eran muertes igual de horrorosas e injustas, pero más discretas, en las aguas del Estrecho, se producen ahora, a la vista del mundo, en estos desastres en la valla. No es posible una política suicida de puertas abiertas, pero el problema tampoco debe solucionarse a tiros, ni confiando en que las alambradas de espino atrapen a los inmigrantes, ni reclamando energía a unas autoridades marroquís que ya han demostrado qué entienden por frenarlos. Nosotros no tenemos respuesta para el problema, pero toda la UE, no sólo España, ha de encontrarla a través de políticas a corto, medio y largo plazo que no sean simple represión.