TDtudo que detrás de un gran hombre haya siempre una gran mujer como sostiene la tradición, porque la máxima es machista y además condena a solteros, solitarios o desamorados a la categoría de hombres mediocres y tampoco es eso. Lo que afirmo es que el espectáculo que están ofreciendo algunos padres de la patria evoca la actitud de cualquier niño chico, que no hombre hecho, derecho y barbudo escondiéndose tras las faldas de su madre, abuela, tía, hermana, novia, amiga o cualquier otra modalidad de fémina en grado de protectora. Reconocerán que igual que los villanos de moda están dando mucho juego también las villanas a la carta.

Para la izquierda, Ana Mato ha cedido momentáneamente el puesto a la bella y arrogante señora de Cospedal, que lucía el otro día menos recia cuando se trabucó, cosa rara en ella, con su rápida y clara dicción propia de los abogados del Estado, en aquella lamentable "indemnización en diferido en forma de simulación". Se atragantaría tal vez por tratarse de delito, irregularidad o invento sutil. Pese al bochornoso episodio, la defiendo y la defenderé ahora que parece en desgracia fuera y dentro de su partido. Es la viva imagen de la mujer fuerte, leal. Y ambiciosa. Ahí la tienen enfrentándose a la adversidad con el coraje y valentía de los que carece Rajoy, que la manda a los leones en actitud cobardica.

La villana actual de la derecha, a su vez, es Carme Chacón . Y de parte de la izquierda. Catalana. También la defiendo. Por ir a contracorriente, por no querer dividir España, por no plegarse a componendas, por ir por libre. Y no entiendo que el meapilas de Pere Navarro la emplace místicamente a dimitir por no seguir las directrices de su partido, cuando él hace lo propio con el PSOE. Otra mujer fuerte, y ambiciosa, que, si tiene que dimitir, se irá a su casa tan campante. Rajoy y Navarro , suavitos, débiles. Y Rubalcaba . Que el otro día, mientras escapaba veloz para no explicar la bronca PSC-PSOE, se disculpaba: "Ahora enseguida os atiende Elena ". Pero, por favor ¿de qué están hechos nuestros hombrecillos políticos?